La actividad de la metalistería se desarrolló en nuestro país a partir de la época de la Colonia y con el paso del tiempo, se ha ido adaptando a los nuevos cambios.
En territorio mexiquense, este oficio lo ejecutan con gran maestría artesanas y artesanos de la localidad de Cacalomacán, ubicada al sur de Toluca, donde se sitúan los talleres que trabajan la hoja de lámina y latón para darle vida a espejos, faroles, candeleros, marcos y vitrinas.
Un claro ejemplo es el maestro Magdaleno Romero Sánchez. quien a los seis años de edad aprendió de su padre, Narciso Romero Trevilla, la técnica del calado y martillado; actualmente Magdaleno forma parte de la tercera generación familiar en la elaboración de artesanías de metalistería.
“Desde niño me subía a un bote para alcanzar la mesa de trabajo donde mi padre elaboraba las artesanías”, comentó el maestro artesano.
El proceso inicia desde marcar una plantilla sobre las hojas de lámina, las cuales se cortan; con martillo y cincel se lleva a cabo el calado que, sobre una base de plomo y a través de golpes controlados, forma el diseño. Finalmente, se unen las hojas y se realizan los detalles para cubrirlos con barniz.
“La hoja de lata mide aproximadamente un metro cuadrado y ya nosotros las cortamos, tenemos medidas donde nos basamos, aquí la técnica es lo más interesante, ya que es el calado, lo hacemos a puro golpe”, detalló Magdaleno Romero.
Las manos de los maestros artesanos realizan piezas únicas de diferentes medidas y diseños decorativos; sus artesanías han llegado a países como España, Brasil, Estados Unidos y Holanda.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) invita a consumir estos productos a través de sus Tiendas de Artesanías “Casart”, espacios donde además se pueden encontrar productos como textiles, alfarería, cerámica, fibras vegetales y gastronomía, entre otros.