En la novela policiaca La niña Frida, el escritor David Martín del Campo propone una crítica perversa a la llamada fridomanía, fenómeno al que denominó como una “chavetanización” a la figura de la pintora mexicana Frida Kahlo.
“Su figura se ha hecho totalmente banal con la mercantilización y consumismo de su imagen en estampitas. Mi novela pretende quitar esa comercialización a la que llaman fridomanía, porque no respeta lo que Frida proponía, además de que ella fue una mártir”, afirmó en entrevista el autor.
El narrador y ensayista recordó que Kahlo fue militante del Partido Comunista y principal luchadora por el feminismo en México, por lo cual lamentó que su figura se encuentre en camisetas, calcetines, bolsas y poses “coquetamente desafiantes”.
Respecto de la historia, dijo que La niña Frida (Tusquets) comienza con el suicidio de Antonio Negrín, un niño de 13 años que se da un tiro en el salón de clases, hecho verídico que ocurrió hace años en la cuenca de Veracruz.
“Armo la novela de modo que el niño suicida sea hermano de una niña que se llama Frida Negrín, que se apodera del espíritu de Frida Kahlo y se vuelve ella cuando tenía 16 años. Es un personaje que permite desarrollar la figura que quiero rescatar de Kahlo, una no viciada por el consumismo que la ha banalizado”, reiteró.
“Lo que intento es que el personaje comparta conmigo algunas reflexiones sobre la vida y tristeza humanas, las novelas no son más que el recuento de la tragedia del alma humana”, finalizó.
Frida, una moda
Molesta al escritor David Martín del Campo el abuso de la “fridomanía”
Recientes
Lo más visto