Mientras la autorización de la Nueva Bolsa Institucional de Valores (Biva) se encuentra en un compás de espera para arrancar operaciones; la Fundación de Estudios Financieros (Fundef) considera que “abrir el mercado a una segunda bolsa no solucionará el problema estructural de nuestro mercado y se tendrá una competencia que resultará en costos y en ineficiencias para los participantes y los inversionistas”.
Jorge Sánchez Tello, investigador, y Guillermo Zamarripa, director general, ambos de la Fundef, opinan que el problema de la Bolsa Mexicana de Valores es “estructural”, por ser pequeña en emisoras y capitalización, más que de competencia.
En su estudio titulado ¿Es buena la competencia? Evaluación de tres casos del Sistema Financiero Mexicano ejemplifican: en el caso de una ruta de camiones, donde se eleva la competencia y se introducen nuevos participantes, eso podría no ser muy positivo, dado que se aumenta la oferta, pero no la demanda, entonces, el primer autobús se lleva a los pasajeros y el segundo hace el viaje solo, lo que al final aumenta costos y no bienestar.
En este sentido, la Ley Federal de Competencia Económica establece que: “el desarrollo económico de una nación necesariamente está vinculado a la productividad de las empresas, a la libre competencia y al acceso a bienes y servicios que permitan mejorar la calidad de vida de las personas”.
Los economistas Sánchez Tello y Zamarripa apuntan que la competencia en algunos casos es buena, pero en el caso específico del mercado bursátil, “abrir el mercado a una segunda bolsa apunta a que no solucionará el problema estructural de nuestro Mercado”.
Y citan –primero que– “dado que la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) es un monopolio la entrada de un nuevo participante ayudará a mejorar la competencia reduciendo ineficiencias en este mercado”; sin embargo, antes se debe evaluar “si la entrada del nuevo participante ayuda al mercado o si induce un proceso en el que se llega a una pérdida de bienestar social”.