JIMENA RÍOS
Actualmente, prender un foco, usar el celular, calentar comida en el microondas implica dañar gravemente nuestro planeta. Somos tantos y tan dependientes de esta fuente de energía que el impacto ecológico ocasionado a fin de obtenerla se vuelve cada vez más grande. Por sí misma, la energía eléctrica no contamina, pero el proceso para obtenerla sí, ya que se requiere una enorme cantidad de agua para generarla y llevarla hasta tu hogar.
Con la finalidad de encontrar alternativas más amigables con el ambiente, hay jóvenes visionarios cuyas ideas podrían solucionar muchos de nuestros problemas. Uno de ellos es Jahir Mojica, director de Sustentabilidad en Energía y Medio Ambiente (Suema) quien, junto con algunos compañeros de la universidad, fundó este proyecto con el objetivo de impulsar el uso de energías limpias, como la bioenergía.
Uno de sus proyectos más exitoso es la Planta de Biogás que instalaron en el mercado de nopal de la delegación Milpa Alta, en la Ciudad de México. Ahí, los productores recogen sus residuos, los llevan a la planta (que se encuentra en el mismo mercado) y así obtienen la electricidad que ilumina su lugar de trabajo: fácil, cómodo, rápido y con grandes beneficios para el planeta. Lo que hubiera sido desechado como un desperdicio se transforma en algo bueno para todos, tanto la comunidad del centro de comercio como en general.
Jahir nos explica por qué la bioenergía tiene un gran potencial. Básicamente es porque somos muy buenos para generar desperdicios, y la bioenergía está ahí a fin de aprovecharlos. En México existen muchas fuentes de donde se puede obtener el biogás.
“En todos lados alguien tiene que comer, y para poder alimentarnos producimos una gran cantidad de alimentos”, expone el empresario.
Jahir nos explica por qué la bioenergía tiene un gran potencial. Básicamente es porque somos muy buenos para generar desperdicios, y la bioenergía está ahí a fin de aprovecharlos. En México existen muchas fuentes de donde se puede obtener el biogás.
“En todos lados alguien tiene que comer, y para poder alimentarnos producimos una gran cantidad de alimentos”, expone el empresario.
La energía del nopal
Jahir se hizo consciente de la cantidad de energía que se desaprovechaba, mientras realizaba sus prácticas en comunidades rurales que no contaban con electricidad aunque producían una gran cantidad de residuos orgánicos. Tenían la materia prima con qué generar su propia energía pero no la tecnología.
“Hicimos una investigación y nos dimos cuenta de que quienes más generan residuos orgánicos son los mercados”, asegura Jahir.
Las plantas que producen electricidad en la ciudad trabajan a marchas forzadas, mientras los residuos contaminan el agua y el suelo, ¡todo mal! Jahir lo sabe y apuesta a impulsar una solución.
“En estos mercados se genera una gran cantidad de deshechos y queremos que el modelo que hicimos sea un ejemplo para de- mostrar que se puede aprovechar estos residuos en beneficio de la comunidad, en lugar de generar un gasto que ya no se recupera”.
Y explica cómo funciona: “Lo que nosotros instalamos es un sistema de biodigestión que aprovecha los materiales para convertirlos en dos pro- ductos: en energía limpia y en un sustrato mejorado de suelos, que es una especie de composta”, señala.
Jahir se hizo consciente de la cantidad de energía que se desaprovechaba, mientras realizaba sus prácticas en comunidades rurales que no contaban con electricidad aunque producían una gran cantidad de residuos orgánicos. Tenían la materia prima con qué generar su propia energía pero no la tecnología.
“Hicimos una investigación y nos dimos cuenta de que quienes más generan residuos orgánicos son los mercados”, asegura Jahir.
Las plantas que producen electricidad en la ciudad trabajan a marchas forzadas, mientras los residuos contaminan el agua y el suelo, ¡todo mal! Jahir lo sabe y apuesta a impulsar una solución.
“En estos mercados se genera una gran cantidad de deshechos y queremos que el modelo que hicimos sea un ejemplo para de- mostrar que se puede aprovechar estos residuos en beneficio de la comunidad, en lugar de generar un gasto que ya no se recupera”.
Y explica cómo funciona: “Lo que nosotros instalamos es un sistema de biodigestión que aprovecha los materiales para convertirlos en dos pro- ductos: en energía limpia y en un sustrato mejorado de suelos, que es una especie de composta”, señala.
Hay personas que todo el día limpian ese residuo y es lo que se ocupa. Recogen el desperdicio y lo llevan a la planta con el propósito de que ocurra la transformación. De esta manera se genera la electricidad que se utiliza para la iluminación del mercado, don- de las actividades inician desde las 3 de la mañana.
“Sabemos que la planta contribuye sólo una parte, pero tiene la ventaja de que es sustentable en términos energéticos; es decir, al encontrarse dentro del mismo mercado se elimina el costo del transporte. Antes se llevaban los residuos a la planta de composta pero se gastaba energía para llevar los residuos lejos. Ese gasto está eliminado y hay un mejor aprovechamiento de ese material”, explica.
“Sabemos que la planta contribuye sólo una parte, pero tiene la ventaja de que es sustentable en términos energéticos; es decir, al encontrarse dentro del mismo mercado se elimina el costo del transporte. Antes se llevaban los residuos a la planta de composta pero se gastaba energía para llevar los residuos lejos. Ese gasto está eliminado y hay un mejor aprovechamiento de ese material”, explica.
No obstante, los residuos orgánicos no son los únicos que sirven para crear energía. Hay residuos agroforestales y los que se generan en el sector agropecuario: sí, esas toneladas de estiércol que tiran las vacas, y lanzan enormes cantidades de óxido nitroso, también pueden encender un foco.