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Borrar tatuajes para olvidar

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La ruptura amorosa es la causa principal para el retiro de estos grabados en la piel


Las rupturas amorosas son la causa más común para que personas decidan quitarse algún tatuaje que se realizaron antes de cumplir 24 años de edad, etapa cuando los comportamientos son más impulsivos y rebeldes, destacó la clínica de remoción de tatuajes, MissInk.
Entre los grabados vinculados con relaciones amorosas pasadas, y que se desea eliminar de la piel, destacan principalmente: nombres o iniciales de su expareja, figuras como corazones, flores, y otras parecidas.
La clínica especializada en el retiro de grabados en la piel refirió que 60 por ciento de quienes acuden a removerse el tatuaje –que en un momento simbolizó una pareja– son mujeres.
La fundadora y directora de la firma, Samantha Guevara, señaló que “muchas de las personas que acuden, son personas que, de jóvenes, se tatuaron el nombre de su pareja; la mayoría de las veces fue un acto impulsivo, por lo que es normal que ahora busquen soluciones para deshacerse de los recuerdos que les trae ese tatuaje”.
“Usualmente, la misma persona que se quita el tatuaje es quien paga por el tratamiento. Sin embargo, en tres de cada 10 casos, la nueva pareja se involucra también en el borrado o modificación del tatuaje, ya sea pagando un porcentaje de las sesiones o animando a su pareja a retirárselo”, agregó.
La clínica especializada señaló que hay tres etapas durante las cuales las personas toman esta decisión: como parte del duelo por el fin de la relación; también, al iniciar una nueva relación con otra persona; o bien, debido a que han decidido contraer matrimonio con una nueva pareja.
También hay una explicación fisiológica para que alguien quiera removerse un grabado en la piel que le recuerde a su expareja: le duele físicamente. Al respecto, el psicoterapeuta Alan Rozz explicó que los recuerdos de una relación pasada provocan un dolor real en las personas.
“Cuando se ven imágenes de parejas pasadas que no se superan, como un tatuaje, se desencadena una reacción cerebral similar a la que provoca la abstinencia en una persona adicta a alguna droga; el dolor entonces no es metáfora ni una forma de explicar la ruptura, es una sensación real que afecta a la gente”, indicó.