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Esquizofrenia con voz infantil

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Este padecimiento es el segundo trastorno mental discapacitante más frecuente en el mundo


Silvia no olvidará el día en que dejó a Pepe en la puerta de la escuela y le dijo: “Ten un feliz día”. Él voltea y le responde: “No puedo. Yo no puedo ser feliz”. Pepe tiene seis años y cursa la educación preescolar.
Silvia es su abuela paterna y desde hace cuatro años se convirtió en su madre adoptiva, después de que la madre biológica, tras ser diagnosticada con esquizofrenia, se declaró incapaz de cuidar de Pepe y su hermanita, un año menor, Ruth.
“Prácticamente de inmediato nos dimos cuenta de que algo no andaba bien con Pepe”, recuerda Silvia.
El diagnóstico llegó con años de retraso, pero llegó: esquizofrenia, igual que su madre biológica. La carga genética suele subir las probabilidades alrededor de 12 por ciento.
La esquizofrenia –después de la depresión– es el segundo trastorno mental discapacitante más frecuente en el mundo. En México, la padecen alrededor de un millón de personas, 10 por ciento de ellas son menores de 16 años.
Entre los principales síntomas para identificar la esquizofrenia en niñas y niños se encuentran: alucinaciones, son personas retraídas socialmente o sin amigos, tienen alteraciones en el desarrollo motor o de lenguaje, manifiestan ideas extrañas, explica Claudia Martínez Radilla, especialista miembro de la Asociación Mexicana de Psiquiatras Infantiles.
Agrega que la falta de especialistas en México es otra limitante: “Somos menos de mil psiquiatras infantiles y la mayoría estamos concentrados en la Ciudad de México”.
“Además, las familias suelen ir primero con una serie de especialistas de otras ramas, como psicólogos, pediatras, neurólogos, pero el único especialista que puede diagnosticar la esquizofrenia es el psiquiatra”.
Otro obstáculo para la detección oportuna de la esquizofrenia es el estigma.
“Si las enfermedades mentales están estigmatizadas entre los adultos, para las y los niños es peor”. Los padres se enfrentan al escrutinio social y a la minimización de los hechos por parte de los familiares. Sin embargo, los únicos que pueden saber si algo está mal y tomar acciones al respecto son los padres y madres de familia.
¿Un amigo imaginario?
Un día, Silvia escuchó ruidos que venían de la planta de arriba. Cuando subió vio que era Pepe, quien arrojaba todo lo que estaba a su alrededor: “Me está diciendo que te aviente las cosas”. “¿Quién te lo está diciendo?”. “No sé quién es, pero me dice que, si no lo hago, voy a morir”.
Ese día, para detenerlo, Silvia necesitó la ayuda de dos adultos.
La esquizofrenia infantil puede ser detectada después de los cinco años de edad, sin embargo, el diagnóstico suele llegar más tarde, debido a que algunos de sus síntomas característicos, como las alucinaciones visuales o auditivas, suelen ser achacados a la fantasía infantil e imaginación.
La familia cercana también debe tomar algún tipo de terapia, ya que esta enfermedad es un padecimiento que incide en la dinámica familiar. “Para mí es frustrante –dice Silvia– saber que no importa lo que haga, Pepe me seguirá diciendo que no es feliz.