Fuente de inspiración para un sinfín de aventuras espaciales cinematográficas, los black holes o agujeros negros, son uno de los fenómenos del universo con mayor deseo de ser estudiados para los científicos.
Las primeras sospechas sobre la existencia de las “estrellas oscuras” comenzaron en el siglo XVII con el físico francés Pierre-Simon Marqués de Laplace (1749-1827) y el astrónomo inglés John Michell (1724-1793), aunque su estudio moderno se fundó recientemente con Albert Einstein (1879-1955) y la Teoría de la Relatividad General de 1915.
Expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmaron que si el ser humano entrara a un agujero negro, podría entrar a otra dimensión y llegar a un sitio desconocido.
¿Qué es?
El investigador posdoctoral del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, Emilio Tejeda Rodríguez, definió a los hoyos negros como “un objeto y región en el espacio tan masivo, y cuya atracción gravitacional es tan intensa, que nada, ni siquiera la luz, puede escapar y, además, están hechos de espacio-tiempo”.
“En una manera más simple para explicarse: es como una especie de válvula que sólo se puede cruzar en una dirección, de afuera hacia adentro y nada puede regresar. Nada de lo que está adentro puede interactuar con el resto del universo, formalmente esa región está causalmente desconectada y lo que está adentro no puede afectar nada de lo que está afuera”, explicó.
¿Cuántos existen?
Hay cientos de hoyos negros rondando las galaxias, pero sólo se tiene la evidencia de aquellos que están cerca de otros objetos como estrellas o gases; sin embargo, señaló Tejeda Rodríguez “por cada uno que se detecta hay cientos que no vemos”.
“En términos de nuestra galaxia tan sólo se calcula que deben existir poco más 100 millones de hoyos negros del tipo de masa estelar, aunque el más cercano a nuestro sistema solar está a dos mil años luz de distancia del Sol, por lo que no existe ningún tipo de amenaza al planeta”, afirmó el experto del Instituto de Astronomía.
¿Y si alguien cae?
Caer dentro de uno ellos, según el investigador de la UNAM, implica menos riegos mientras más grande sea; sin embargo, una vez cruzado se estaría perdido y nunca se podría regresar.
“Si un astronauta o una nave espacial se acercara a un supermasivo, los astronautas dentro de una nave espacial no sentirían nada y podrían cruzar a través de esta región a partir de la cual nada puede escapar, ese punto de no retorno de los agugeros negros es conocido como horizonte de sucesos o eventos”, indicó Tejeda Rodríguez.
En caso de caer en un hoyo negro de masa estelar (otro de su tipo), de acuerdo con el fenómeno de fuerzas de mareas, una nave espacial y los astronautas se deformarían al punto de ser quebrados desde antes de cruzar el horizonte de eventos; “ellos morirán desgarradoramente por las fuerzas de mareas”.
El Instituto de Física Teórica explica que dentro de un agujero negro el espacio cambia, es decir, que mientras que en el exterior uno puede mantenerse a cierta distancia de un compañero, dentro es imposible.
“La dirección radial se expande en el interior, por lo que dos personas se verían separadas porque se estaría creando espacio intermedio, el camino entre un objeto y la salida también crecería a una velocidad tan rápida que no daría tiempo de recorrerlo para poder salir del interior”, concluyó Tejeda Rodríguez.
Hoyos negros, “tragones” estelares
Son regiones donde hay gran concentración de masa, la cual genera una gravedad tal, que ninguna partícula material puede escapar
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