Aunque la belleza de gran parte de las cuevas y cenotes en México fue formada por un proceso que comenzó hace miles de años llamado karsticidad, este fenómeno se ha convertido en una situación de riesgo para los asentamientos humanos edificados en zonas dominadas por piedra caliza.
Al combinarse la lluvia con el bióxido de carbono de la atmósfera, se forma una mezcla ligeramente ácida, capaz de disolver la roca caliza, ésta se infiltra por grietas en el suelo originándose un flujo hídrico que, a medida que pasa el tiempo, crea las formas sinuosas y caprichosas de esas maravillas naturales.
Sin embargo, este mismo fenómeno tiene un poder altamente destructivo, pues causa hundimientos violentos del suelo, como socavones, así como fallas estructurales en viviendas e infraestructura, y derrumbes repentinos de cavernas subterráneas, alertó el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
De acuerdo con el organismo, cerca de 20 por ciento del territorio desarrolla la karsticidad, sobre todo en la Sierra Madre Oriental, y en la península de Yucatán.
En México, las rocas calizas que forman la Sierra Madre Oriental, parte de la Sierra Madre del Sur, las sierras de Chiapas y la península de Yucatán se formaron hace más de 65 millones de años por la acumulación de conchas de animales marinos microscópicos en el fondo del mar.
El peso de las capas superiores hizo que se compactaran y recristalizaran hasta convertirlas en rocas que posteriormente fueron deformadas, plegadas y fracturadas para formar la zona serrana o, en el caso de la península de Yucatán, levantadas lentamente como plataforma.
Desde que las rocas calizas estuvieron expuestas a la erosión subaérea, el agua empezó a disolverlas y erosionarlas para trazar su cauce subterráneo hasta formar las cuevas, cavernas y cenotes.
Los frecuentes cambios en el nivel del mar durante el periodo Cuaternario inundaron y secaron esas cavidades de gran belleza natural; entre los resultados de este fenómeno está el colapsamiento de las partes superficiales del techo de las cavidades, dando origen a los cenotes.
En la costa de Quintana Roo se han explorado algunas cavidades actualmente inundadas, como el Nohoch-Nah-Chich, que con más de 20 kilómetros de longitud es la mayor caverna inundada explorada en el mundo.
Si bien la karsticidad ha generado sitios con una gran belleza natural, en lugares con asentamientos urbanos se convierte en un riesgo latente para quienes viven en zonas con suelos dominados por piedra caliza.
Debido a que desde el año 2000 se han presentado al menos 35 hundimientos kársticos en México, las autoridades de Protección Civil y del Cenapred se han dado a la tarea de informar a la población sobre este fenómeno, que puede ser altamente destructivo.
Mediante su infografía “Karsticidad: hundimientos violentos del suelo”, refirió que quienes viven en terrenos de piedra caliza deben tomar medidas preventivas para evitar hundimientos o grietas en el terreno.
En ese sentido, Protección Civil y el Cenapred recomendaron evitar descargar el drenaje en ese tipo de suelos, avisar de inmediato a las autoridades de Protección Civil en caso de detectar deformación de estructuras en viviendas, hundimientos, grietas, acumulación de agua y aparición de manantiales.
Hizo hincapié en el caso de que cuando se presente un hundimiento lento es necesario evacuar el área afectada y definir un perímetro de seguridad.
Al construir, es importante respetar los usos de suelo y realizar estudios previos para saber si el lugar es apto para el tipo de edificación que se planea hacer.
Karsticidad, origen de cenotes y riesgo humano
Este fenómeno se convirtió en un peligro para los asentamientos construidos en zonas de piedra caliza
Recientes
Lo más visto