La basura de unos es riqueza para otros. Este es el concepto que adoptó la señora Domitila Sámano Magdalena, quien compra desechos orgánicos para generar abono sólido y líquido a través de la lombricultura.
La emprendedora dijo que este material rico en microorganismos es muy atractivo como negocio, es amigable con el medio ambiente y su uso ayuda a los suelos a dejar de depender de los fertilizantes químicos y hacerlos cada vez más productivos.
“La ventaja del abono orgánico es que va restaurando los suelos, no es mágico, pero si lo empleamos con frecuencia van a estar totalmente recuperados y podrán producir al 100 por ciento”, señaló.
La señora Domitila es una microempresaria en el municipio de Ixtlahuaca, en el Estado de México, y hace unos meses invirtió 30 mil pesos para comprar a sus vecinos unas 30 toneladas de desechos orgánicos, una iniciativa con la que incluso hace un doble trabajo de concientización en las nuevas generaciones.
Señaló que los niños aprenden acerca de los beneficios ecológicos que deja esta actividad, pues son ellos quienes recolectan y después le venden las botellas de plástico para envasar el fertilizante líquido.
Afirmó que su negocio tiene una gran demanda de mercado, sin embargo, le hace falta capacidad de infraestructura y financiamiento.
Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en México apenas se composta un máximo de dos por ciento de los desechos orgánicos que constituyen más de 50 por ciento del volumen total: 117 mil toneladas de desechos cada día.
En contraste, países como Italia y Alemania convierten hasta 40 por ciento de su basura orgánica en composta.
Esto lo han logrado no sólo con una legislación estricta que obliga a separar y tratar integralmente los desechos, sino también con el apoyo a emprendedores en tecnologías, así como plantas de procesamiento.
Hasta 2009 el porcentaje de residuos sólidos urbanos recuperados para su tratamiento de los sitios de confinamiento en el país fue de sólo 11 por ciento, según datos de la UNAM. La universidad sostiene que México se encuentra atrasado en este rubro un siglo, comparado con Alemania.
La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semartant) señaló que el país apenas cuenta con menos de 300 rellenos sanitarios para la disposición final de la basura, por lo que proyectos como el de Domitila son una de tantas acciones que se deben generar para impedir que los desechos orgánicos afecten al medio ambiente.
Expertos advierten que la falta de conciencia por parte de la gente en la disposición técnica de residuos domésticos podría repercutir tanto en sus bolsillos como en el medio ambiente.
Visión emprendedora
Toxiflor, empresa de Domitila Sámano, es operada por tres personas, ellas son quienes fomentan el uso de la lombricultura en su comunidad mexiquense, al dedicarse al cultivo intensivo y a la venta de la lombriz roja californiana.
Además, ofrecen asesoría y cursos a estudiantes y productores agrícolas que deseen impulsar el desarrollo de este conocimiento ancestral, cuya efectividad ha sido comprobada de manera científica.
La emprendedora explicó que el proceso para la obtención del abono orgánico sólido, que está compuesto de materia orgánica como estiércol y cascaras, pulpa, bagazo de frutas y hortalizas, tarda aproximadamente seis meses, y durante este tiempo genera unas ocho toneladas del producto final.
Mientras que el té de lombriz (lixiviados) demanda mucho menos tiempo (15 días), pues este proceso consiste sólo en recolectar la humedad o escurrimiento de la materia orgánica. La cría de estos animales beneficia desde a los grandes cultivos, principalmente de sorgo, maíz, cítricos, así como a huertos urbanos menores y modestas macetas domésticas, ya que su utilización ayuda a la retención de agua y nutrientes esenciales, la germinación de las semillas, erosión y manejo del suelo, entre otras ventajas.
Lombrices para nutrir cultivos
La lombricultura regresa a la tierra sus propiedades; además es un buen negocio
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