La lucha revolucionaria en México, iniciada el 20 de noviembre de 1910 a convocatoria de Francisco I. Madero, después de una larga serie de peleas intestinas, vería plasmados sus ideales en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, redactada en 1917.
Esta lucha interna, sin duda, cambió el derrotero del país, aunque quizá no como quisieron quienes iniciaron la revuelta, opina Guillermo Saad Uribe, investigador de movimientos sociales y armados en México, como la Guerra de Independencia, las invasiones que ha sufrido el país y la Revolución Mexicana.
El también coordinador general de Comunicación de una universidad privada, señaló que los objetivos revolucionarios que además se plasmaron en las páginas de la Carta Magna, algunos quizá ya se han tornado obsoletos –no obstante que en su tiempo se consideraron como de auténtica vanguardia– y otros han sufrido tales cambios en aras de “modernizarla”, con el paso de las legislaturas, que incluso ahora contrastan con los ideales que tenían los constituyentes de 1917.
Según datos del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), la revolución es uno de los procesos sociales y políticos más relevantes en la historia del país.
Inició con un levantamiento contra el entonces presidente Porfirio Díaz que desde 1876 estaba en el mandato. A medida que transcurrió el tiempo y surgieron nuevas luchas políticas y sociales, este suceso se transformó en una guerra civil.
Hoy no existe una única opinión sobre cuándo finalizó este periodo. Mientras algunos dicen que fue en 1917, otros aseguran que fue tres años después, con la presidencia provisional de Adolfo de la Huerta.
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