Transcurren los primeros días del año. Atrás quedaron las fiestas que envuelven a la temporada navideña. En muchos casos el aguinaldo es sólo un bello recuerdo y lo que queda por delante es la temida cuesta de enero. Incremento de los precios en diversos servicios y productos, deudas adquiridas durante las fiestas y poco dinero. Pero hay un lugar en el que la magia no ha desaparecido y donde la cuesta parece no presentarse: las plazas comerciales. Es enero, y la primera temporada de rebajas llegó a los centros comerciales.
La disminución de los precios tiene dos objetivos: dar salida a los productos que no se vendieron para dar paso a la nueva temporada, y que el consumo dentro de la población se mantenga a pesar de que el poder adquisitivo de las personas disminuye en esta época. Ambos objetivos se cumplen a pesar de la difícil situación económica que atraviesan los mexicanos durante estos días, pues las estrategias publicitarias provocan que mucha gente “aproveche” las rebajas pese a que tienen la cartera lastimada.
Eduardo González, economista por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), explica que la temible cuesta de enero “es esa difícil situación económica en la que muchos mexicanos se encuentran después de disfrutar de la holgura financiera generada en el mes anterior (diciembre). Considerando que en el inicio de año hay situaciones econó- micas qué atender, como la compra de juguetes, el regreso a clases, un aumento generalizado de los precios y servicios, y que simplemente la gente está gastada por las fiestas”.
—Entonces, ¿por qué pese a la cuesta la gente acude a las rebajas? —Al inicio de año la gente sigue gastando a pesar del desgaste financiero que significó el fin de año principalmente por tres razones: la primera tiene que ver con la cultura mexicana del consumismo, es una sociedad que realiza muchas compras que no están dentro de las necesidades básicas. La segunda razón tiene que ver con el feroz marketing al que estamos sometidos por parte de las empresas, y la tercera razón tiene que ver con las ofertas casi irresistibles que aparecen este mes, es una etapa en la que el dinero está escaso y mediante estás argucias las empresas hacen que la gente siga comprando aunque no tenga dinero.
Según este especialista, el verdadero problema de las compras en las rebajas durante la cuesta de enero es que para realizarlas se recurre, casi como una forma de cultura de consumo, a la compra de deuda.
“Uno de los grandes problemas socioestructurales del mexicano es el endeudamiento financiero. Estamos muy acostumbrados a salir de los apuros económicos endeudándonos más”, aseguró el economista del IPN.