Por José Luis Simón
México, 9 Feb (Notimex).- Uno de los primeros mensajes que recibió el sueco Armand Duplantis fue del francés Renaud Lavillenie, su ídolo y a quien le arrebató el récord mundial de salto con garrocha, al librar la varilla en seis metros y 17 centímetros.
La víspera, en la cuarta etapa del World Athletics Indoor Tour, realizada en Torun, Polonia, el atleta de apenas 20 años de edad superó en un centímetro el récord mundial de Lavillenie, el cual impuso el 23 de febrero de 2014 en Donetsk, Ucrania.
“Que tengas un buen día bebé, pero no demasiado bueno”, le escribió Renaud, con lo cual dejó claro su admiración y también que están en la competencia.
El chico maravilla compartió a worldathletics.org que, al crecer, Renaud fue su ídolo absoluto. “No hay otra persona de la que me gustaría tomar aprendizajes, para tomar su lugar. El apoyo que me ha brindado durante todo este proceso también ha sido fenomenal”.
Desde que tenía tres años empezó a soñar con el récord mundial, a observar y aprender de lo que hacía Lavillenie con su técnica, a fijarse el objetivo de ganar todas las medallas de oro donde se presentara a competir.
“Uno de los objetivos más grandes fue romper el récord mundial. Es un gran sueño de todo un proceso de construcción para llegar a este momento y realmente no puedo entenderlo ni explicarlo. Todo lo que ha sucedido en mi vida se ha centrado en esto. Las pequeñas y grandes cosas y las malas y buenas cosas”, expresó el nacido estadunidense con nacionalidad sueca.
Su grandeza corre por su sangre, es el ADN de su padre Greg, que también saltó con la garrocha, y su madre Helena, quien compitió en heptatlón.
Ambos lo incursionaron en el atletismo y a los cuatro años de edad ya lideraba con sus triunfos la competencia y así acumuló victorias en su andar por los colegios hasta llegar al título mundial sub 18 en 2015, sub 20 en 2018 y al europeo también ese mismo año.
Ya con la nacionalidad sueca ganó la medalla de plata en el Campeonato Mundial de Atletismo Doha 2019 con 6.05 metros, y el martes pasado, en Dusseldorf, Alemania, hizo el primer ataque al récord mundial, pero la varilla, a 6.17 metros, la derribó, pero supo que lo tenía cerca y ayer lo cumplió.
Pero nada queda ahí, todo lo ve sin límites. “Por supuesto que puedo ir más alto, seguro. Si me siento bien ¿por qué no pasar a 6.18?”, concluyó el atleta.
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