LONDRES (AP) — La recién coronada campeona de Wimbledon es una enorme aficionada a las más antiguas tradiciones del All Enlgand Club.
Los tenis blancos, las estrictas reglas, incluso el césped verde. Y las flores. No hay que olvidar los miles de pétalos en flor que salpican los campos con las tonalidades púrpura, verde y blanco de Wimbledon.
“Adoro las flores. Los colores”, comentó con voz entrecortada Halep el sábado poco después de obtener su segundo título major e impedir que Serena Williams sumara su 24to. “La gente está muy bien vestida. La elegancia de todos los sitios adonde una va”.
Halep no estaba precisamente vestida de manera apropiada para la Cena de Campeones del domingo por la noche mientras conversaba con un pequeño grupo de periodistas tras su victoria de 6-2, 6-2, pero portaba algo que era aún más especial para ella.
Su nueva insignia distintiva como miembro de Wimbledon.
“Se ve bien”, dijo la rumana de 27 años, pasando una mano sobre el botón redondo púrpura recién colocado sobre su sudadera gris.
“Todo hace de este torneo algo muy especial”, añadió Halep. “Nunca pensé que podría ganar sobre césped, así que cuando lo hice fue algo enorme”.
Halep creció jugando principalmente en arcilla, una superficie más lenta que por lo general genera intercambios más largos en cada punto. Asegura que nunca se sintió cómoda en canchas de césped, en parte porque difícilmente tenía oportunidad de jugar sobre tal superficie.
Pero las cosas cambiaron en años recientes, y la ex número uno de la gira femenil hizo un esfuerzo deliberado para mejorar su juego sobre césped. Alcanzó las semifinales de Wimbledon en 2014, pero perdió en la primera ronda un año después.
Sabía que para tener éxito en esta ocasión tenía que cambiar su mentalidad. Ser más agresiva.
“Me gusta ser defensiva, pero aquí no se tiene oportunidad si se juega a la defensiva”, indicó Halep, quien también ganó el título del Abierto de Francia el año pasado. “Y luego el servicio, que fue muy importante durante todo el torneo”.
Otro aspecto importante en la final del sábado fue controlar los nervios contra una jugadora que ha ganado el título de Wimbledon en siete ocasiones y buscaba igualar la marca de todos los tiempos de 24 títulos de majors en total.
Halep consiguió controlar eso, pero subrayó que aún hay más por hacer, más problemas que superar.
“Tengo que jugar perfecto para poder ganar contra ella”, afirmó Halep, quien justo hizo eso, jugando casi tan perfecto como se puede en ese enorme escenario, con la Duquesa de Cambridge y la Duquesa de Sussex siguiendo las acciones desde el Palco Real.
Williams tiene un potente servicio y le pega duro a la pelota desde cualquier punto de la cancha. Halep llegó a casi todos esos tiros, y también los devolvió limpiamente.
Finalizó con apenas tres errores no forzados en todo el duelo, la menor cantidad en una final desde que los registros comenzaron a llevarse en Wimbledon en 1998. Williams, por su parte, cometió 26 errores no forzados, con cifras de doble dígito en cada set.