LATROBE, Pennsylvania, EE.UU. (AP) — Esta vez no hay un helicóptero generando fuertes vientos al aterrizar. Tampoco se ve un Rolls Royce en negro y oro conducido por un chofer uniformado.
No hay camiones de bomberos ni vehículos todo terreno.
La versión 2019 de los Steelers de Pittsburgh se reportó al campamento de entrenamiento en las instalaciones de Saint Vincent College el jueves moderando marcadamente el tono de la cursi teatralidad que se había tornado en algo cotidiano en años recientes gracias a los vehículos de las ex estrellas Antonio Brown, James Harrison y Brett Keisel.
Bueno, el cornerback Joe Haden se presentó a Rooney Hall en un Rolls Royce blanco. Y el wide receiver Eli Rogers llegó a bordo de un tráiler vistiendo un overol con una camiseta verde debajo y botas de trabajo, cargando unas pesas.
Pero eso fue lo más extraño que se tornó. Y de eso se trata.
Después de un desplome en diciembre que los sacó de la contienda por un lugar en playoffs, un turbulento receso de temporada en que un enfadado Brown forzó su salida a Oakland y el drama de dos años en torno al estatus de Le’Veon Bell llegando a su conclusión con el acuerdo del running back con los Jets de Nueva York, los Steelers están conscientes de que el duro reajuste ha iniciado.
Menos reflectores y más fútbol americano.
“Todo es cuestión de desempeño”, dijo Haden. “Se trata de lo que hacemos en la cancha. Por lo que se tornará más estridente una vez que nos coloquemos el equipo, haremos ruido, pero eso será todo. Es cuestión de lo que somos capaces de hacer en la cancha, no fuera de ella”.
Pittsburgh pasó las primeras horas del campamento de entrenamiento dando continuidad a una serie de decisiones pragmáticas tomadas en los últimos meses para enfocarse exclusivamente en la manera de volver a la postemporada sin Bell y Brown y con un buen número de rostros nuevos en la defensiva.
El estratega Mike Tomlin aceptó una extensión de contrato de un año que culminará en 2021, un acuerdo que, al menos temporalmente, debería acabar con todas las especulaciones sobre su estatus laboral a largo plazo.
Todo se sintió un tanto normal.
“A mí me agrada que todos estén felices”, declaró el centro Maurkice Pouncey. “Todos se encuentran en un lugar feliz. Incluso si no se encuentran aquí están felices, por lo que todo este asunto ya se ha ido. Las sensaciones se han ido y todos pueden ser felices y seguir adelante”.
O, al menos en el caso de Tomlin, asegurarse de que las cosas sigan en su lugar.