PORTRUSH, Irlanda del Norte (AP) — Tiger Woods estaba ya en el área de prácticas el martes, cuando se abrieron las puertas del club, para que comenzara la actividad relacionada con el Abierto Británico. Más pronto que tarde, estaba ante el tee, listo para realizar sus primeros golpes.
No fue muy lejos.
El astro había disputado ya una ronda completa en el Royal Portrush el domingo por la mañana, tras su llegada a Irlanda del Norte. Culminó otro recorrido el lunes. Pero para el tercer día de reconocimiento de un campo donde el Abierto Británico no se había realizado en 68 años, Woods prefirió moderar el esfuerzo.
Llegó al hoyo uno y se saltó al 13, antes de continuar.
Algunos supondrán que estaba fatigado. Después de todo, el estadounidense no compite desde el 16 de junio, cuando se realizó el U.S. Open. Y ha disputado apenas 10 rondas desde que se coronó en el Masters para obtener su 15to trofeo de un major.
En este caso, nadie quiere sobreentrenarse antes del Abierto Británico. Así que la decisión de Woods fue normal, si es que hay algo ordinario relacionado con él en estos días.
Cuando se le preguntó si acusaba alguna dolencia física, Woods sonrió y dijo: “Nada fuera de lo normal”, una respuesta que causó risas.
Las posibilidades de Woods en el Abierto Británico lucen casi tan misteriosas como el Royal Portrush.
Incluso a los 43 años, tras cuatro cirugías de rodilla y cuatro más de espalda, Woods ha mostrado la capacidad de hacer frente a una generación joven y talentosa, al coronarse en Augusta con inteligencia. Jugó un golf con gran estrategia para sobreponerse a un déficit de dos golpes y ceñirse por quinta vez el saco verde.
Pero todo lo ocurrido después habla también de sus perspectivas en Irlanda del Norte.
Se tomó un mes para recuperarse física y emocionalmente de la victoria en el Masters, pero no pasó el corte en el PGA Championship. Disputó el Memorial y el U.S. Open, antes de viajar a Tailandia para unas vacaciones familiares y volver a su casa en Florida.
A este ritmo, no jugará más de 14 veces en la presente temporada de la Gira de la PGA, pero tiene todavía algunos eventos contemplados en el extranjero para el cierre del año.
Es la nueva norma.
Woods jugó bastante el año pasado, en busca de volver a colocarse entre los 50 mejores del mundo _es actualmente el quinto_, con el objetivo de ser elegible para el World Golf Championship, una participación que antes daba por sentada. Terminó jugando más golf del que hubiera querido.
“Así que este año hice un esfuerzo consciente para recortar mi calendario y asegurarme de no jugar demasiado”, indicó. “Quiero jugar aquí lo más que pueda. Y ustedes tienen que entender: Si juego mucho, no estaré acá tanto tiempo”.
Habrá que ver si el truco le resulta también para ganar otro major.