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Chilenos aprueban por amplia mayoría reemplazar la Constitución de Pinochet

Por Fabián Andrés Cambero y Aislinn Laing

SANTIAGO, 25 oct (Reuters) – Cerca del 80% de los votantes chilenos aprobaron el domingo avanzar en la redacción de una nueva Constitución a través de una asamblea elegida exclusivamente para ese propósito, en una jornada marcada por las restricciones para combatir la pandemia en uno de los países más golpeados por el coronavirus.

Con un 90,78% de las mesas escrutadas, el “Apruebo” a una nueva carta magna obtenía un 78,24% de los votos, mientras que el “Rechazo” lograba un 21,76%, según los datos del Servicio Electoral.

El acuerdo político para abrir la puerta a una nueva carta magna surgió tras una ola de protestas del año pasado, a veces violentas, originadas en reclamos que van desde críticas al sistema capitalista hasta mejorar condiciones en salud y educación.

“Este plebiscito no es el fin. Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una Nueva Constitución para Chile”, dijo el presidente Sebastián Piñera en un discurso tras conocerse el triunfo del apruebo.

“Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la Nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro”, agregó.

Será la primera vez en la historia de Chile en que la Constitución será redactada por una asamblea completamente elegida.

En una plaza del centro de Santiago, que ha sido desde el año pasado el foco de las protestas en la capital, miles de manifestantes se congregaron a celebrar la victoria cantando e iluminando el cielo con punteros láser.

Un letrero con la palabra “Renace” iluminaba un edificio frente a la “Plaza de la Dignidad”, como la llaman los manifestantes.

“Las características de las protestas sociales han hecho que los jóvenes se interesen más en la participación formal en elecciones. Existe un mayor interés y eso es bien importante”, dijo Claudio Fuentes, cientista político de la Universidad Diego Portales.

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FESTEJOS

El resultado tiene un fuerte componente simbólico pues es visto como un final definitivo de la Constitución de 1980, redactada a puertas cerradas durante la dictadura de Augusto Pinochet. [nL1N2HD1NW]

“Gracias a la presión de todos estamos celebrando esto, acá no hay triunfos partidistas. Esto es un desahogo también”, dijo Daniel Sepúlveda, de 37 años, quien celebraba en otro sector de la capital. “La participación de la juventud, eso es lo que más me alegra, gente joven con ganas de hacer cambios”, agregó.

Más de 14,8 millones de personas, entre chilenos y unos 380.000 extranjeros residentes, podían votar en las 44.913 mesas a lo largo del país y el extranjero.

La Sociedad Nacional de Minería (Sonami), que agrupa a las empresas del sector del mayor productor mundial de cobre, dijo que había que “alcanzar un amplio acuerdo respecto de los principios y normas que van a guiar nuestra convivencia” manteniendo las bases regulatorias que han permitido el desarrollo del sector.

La autoridad no había informado aún de la participación de los votantes, que parecía ser similar a la de la última elección presidencial, pese a las dificultades por la pandemia.

Tras posponerse en abril debido a la propagación del COVID-19, las autoridades decidieron llevar adelante el plebiscito bajo estrictos protocolos sanitarios.

Todos los centros de votación en el centro de la capital fueron desinfectados y preparados con superficies antivirales de cobre para disminuir los riesgos de contagios, en momentos en que el país ya superó los 500.000 contagios y se acerca a 14.000 fallecidos.

El toque de queda nocturno vigente para contrarrestar la propagación del virus también se aplazó para que la gente pueda volver a sus casas.

Los miembros de la denominada “convención constitucional” de 155 escaños se elegirán en abril de 2021 y tienen hasta un año para acordar un texto aprobado por una mayoría de dos tercios, el que tendrá que ser ratificado en otro plebiscito.

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(Escrito por Fabián Andrés Cambero, con reporte adicional de Natalia Ramos y Gabriela Donoso; Editado por Javier López de Lérida)

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