Científicos estudian nuevos materiales del cráter de 200 kilómetros que dejó el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios y el 75 por ciento de las especies.
En la actualidad, expertos de todo el mundo, incluido México, estudian las rocas que obtuvieron en la expedición 364, realizada en octubre pasado.
El investigador Jaime Urrutia Fucugauchi del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que el cráter está cubierto por casi un kilómetro de roca en la parte central, por lo que fue necesario realizar núcleos, es decir, muestras de recuperación a través de perforaciones.
“Esto tiene costos altos. Los métodos que se usan son los mismos que en la industria petrolera. Hemos estado realizando varios programas de perforación, llevamos 13 pozos y tenemos más de seis mil metros de núcleos para estudio que hemos compartido con los grupos en otros países”.
Los investigares aseguraron que el cráter se denomina multianillado, ya que su huella en la tierra se compone por estructuras parecidas a anillos concéntricos, uno de ellos similar a una cadena montañosa que recibe el nombre de anillo de picos.
Jaime Urrutia relató a la Agencia Informativa Conacyt, que el objetivo de la expedición será descubrir de qué están hechas las rocas del anillo de picos.
“Eso es lo que pasa siempre que uno contesta una pregunta: se abre otra. Ahora estamos tratando de buscar una explicación a por qué lo que uno esperaría que sea una montaña en la parte central, como es la forma en que se levantaría un pico, tiene en realidad una forma circular”.
“Uno podría decir que habrá una irregularidad de la forma del terreno, o de la forma en que se levantó, pero viendo la forma de las estructuras tanto en el cráter Chicxulub como en el cráter de la luna, claramente se ve que es una forma fundamental del proceso, no es casualidad”, enfatizó.
Por su parte, la investigadora Ligia Pérez Cruz, aseguró que otro de los objetivos al estudiar el material de las rocas del cráter de Chicxulub será estimar el tiempo en que se recuperó la vida después del impacto del asteroide.