Con el objetivo de visibilizar el valor del agua, no solo como elemento químico o físico, sino como un factor de cohesión social, Acela Montes de Oca Hernández ha dedicado años al estudio de los humedales artificiales en México.
“Su investigación se enfoca en la importancia de estos cuerpos de agua para las comunidades locales y su relevancia ambiental y cultural. El agua es un factor de cohesión social y cultural que se integra dentro de los planes de gestión, porque es el primer acercamiento que tenemos los seres humanos con la vida, con el ecosistema”,
explicó.
En su investigación la académica universitaria, perteneciente a la Red de Investigadores del Agua, ha registrado alrededor de 500 humedales antrópicos, es decir, sistemas de captación del vital líquido de formación artificial esenciales para la época de estiaje.
Población Otomí y Mazahua, claves en el estudio
El análisis se desarrolló en comunidades con población indígena Otomí y Mazahua de los estados de Querétaro, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y el Estado de México.
La también representante del Cuerpo Académico en Formación: Desarrollo Social y Político en México y América Latina explicó que los humedales antrópicos poseen un gran valor cultural y simbólico en las comunidades, por ser un conocimiento precolonial, ya que son esenciales para la conservación de especies en peligro de extinción, como los ajolotes de piel fina y aves migratorias.
Estos cuerpos de agua están gestionados por trabajo comunitario de los habitantes, principalmente por varones.
Entre otros aspectos, el trabajo reveló algunos de los retos que se enfrentan para la conservación de estos sistemas de almacenamiento, destacando la pérdida de interés por parte de jóvenes hacia el trabajo en los humedales, lo que disminuye el cuidado de los ecosistemas.
Además de esto, se detectaron altos niveles de contaminación en algunos de ellos, debido al desconocimiento que existe sobre la función ecológica, agrícola y cultural de estos cuerpos de agua dentro del territorio, por lo que no se cumple con los requerimientos de la Ley Nacional de Aguas sobre descargas de uso doméstico en los humedales.
Finalmente, la investigadora hizo un llamado a las futuras científicas a unirse al trabajo de campo, hacer estudios detallados, ya que “las comunidades también requieren de la ciencia. Entonces sí, hacen falta muchos investigadores, somos muy pocos, aún con los alumnos. Estaremos orgullosos de tenerlas aquí y de que se sumen al trabajo”, puntualizó.