En el Centro de Prevención y Readaptación Social de Almoloya de Juárez, conocido como Santiaguito, las historias de las personas privadas de la libertad se entrelazan con la búsqueda de segundas oportunidades y la fe en la Virgen de Guadalupe.
Martha, quien lleva 24 años recluida por el delito de secuestro, encontró en las artesanías una forma de mantenerse en pie y renovar su esperanza.
Para ella, bordar la imagen de la Virgen de Guadalupe no es sólo una actividad, sino un refugio emocional y espiritual.
“Es mi fe la que me mantiene aquí, de pie, sin dejarme caer. Cada vez que bordo, mantengo viva esa fe, esa conexión con algo que me protege y me da fuerza”, explica con voz firme, mientras sus manos trabajan delicadamente en un bordado que pronto será parte de la venta de artesanías en el penal.
El bordado: un legado y una herramienta de supervivencia
Martha aprendió a bordar desde los ocho años gracias a su madre, quien la enseñó en su natal Oaxaca. Esa habilidad, que parecía una simple actividad infantil, se convirtió en un recurso vital durante su estancia en prisión.
“Aquí tienes que mantenerte ocupada para no pensar en que estás privada de tu libertad. Yo me refugié en el bordado y con el tiempo aprendí otras técnicas como el repujado y el tejido. Estas herramientas no sólo me ayudan a solventar mis gastos, sino que también me permiten mantener la mente tranquila”.
En Santiaguito, las artesanías se han convertido en un símbolo de autoempleo y reintegración. En el penal, mil 900 personas privadas de la libertad participan en la creación de productos que van desde filigrana y cristal hasta bisutería y textiles.
Los trabajos son exhibidos en exposiciones organizadas en instituciones como el ISSSTE y el Poder Judicial, además de estar disponibles para la venta directa en un tianguis interno que opera casi todos los días, salvo los miércoles.
Una rutina entre bordados y esperanza
La vida en prisión no es fácil, y Martha lo sabe bien. Su día a día está lleno de actividades: limpieza, pláticas, clases y ejercicios. Sin embargo, siempre encuentra tiempo para bordar, aunque ahora lo hace sólo de día para cuidar su vista.
“Tengo que balancear mis actividades diarias, pero siempre me las ingenio para dedicarle tiempo al taller de costura. Es ahí donde me siento más conectada con mi familia, especialmente con mi madre, porque cada puntada me recuerda su enseñanza y su amor”.
Martha también piensa en su hijo de 14 años, quien vive con su padre. Parte de las ganancias que obtiene de la venta de artesanías las destina a él, aunque admite que no siempre es suficiente, porque a la semana invierte mil 300 pesos en su manutención en reclusión, todo cuesta, aunque parezca que no.
“No puedo darle todo lo que quisiera, pero trato de enviarle algo para que se dé un gusto. No puedo estar con él físicamente, pero siempre lo tengo en mi corazón y en mis oraciones”.
El arte como motor de reintegración social
El autoempleo es clave para las personas privadas de la libertad en Santiaguito, quienes fijan sus precios y deciden qué crear. Además de proporcionar ingresos, estas actividades promueven el desarrollo de habilidades y fortalecen su autoestima.
Minerva de la Cruz, encargada de Servicios del penal, destaca la importancia de esta iniciativa: “Es un orgullo promover sus trabajos. Estas actividades no solo les permiten solventar sus necesidades, sino también dignificar su tiempo y mostrarle al exterior su capacidad creativa”.
La historia de Martha no es única, pero sí inspiradora. Como muchas de sus compañeras, espera que las herramientas aprendidas dentro del penal le permitan algún día reintegrarse a la sociedad.
“Estamos buscando una oportunidad, no solo para mí, sino para todas las que estamos en la misma situación. Queremos demostrar que, con esfuerzo y fe, podemos salir adelante”.
Cómo apoyar el trabajo artesanal del penal
Quienes deseen adquirir las artesanías realizadas en Santiaguito, pueden hacerlo en el tianguis instalado en la explanada del área varonil o mediante pedidos directos.
Las piezas, elaboradas con dedicación y profesionalismo, incluyen bordados, repujados y más. Para más información, se puede contactar a Minerva de la Cruz al 7224105579.
Las artesanías no sólo son una muestra del talento que persiste tras las rejas, sino también un puente hacia la libertad emocional y espiritual de personas como Martha, quienes, a pesar de las adversidades, siguen bordando su camino con esperanza.