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Asiste Alfredo del Mazo a la imposición del Palio Arzobispal a Monseñor Raúl Gómez

 

El arzobispo primado de México, sostuvo que este signo otorgado busca generar, procurar y fortalecer la comunión entre las iglesias, para que a su vez los fieles también entren en comunión, avanzando así en la evangelización


El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, presidentes municipales y funcionarios del gobierno estatal y de órganos autónomos acudieron a la Catedral de Toluca para presenciar la imposición del Palio Arzobispal a Monseñor Raúl Gómez González, Arzobispo Metropolitano de Toluca.

Ante la presencia del arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, se le impuso a Gómez González el Palio Arzobispal que es símbolo de unidad entre los arzobispos y el Obispo de Roma para trabajar juntos como instrumento de comunión y hermandad.

De acuerdo a lo señalado, el Palio es una banda de lana blanca que el arzobispo carga sobre los hombros, prenda hecha en el Vaticano por una comunidad de monjas, quienes utilizan un par de corderos blancos que se bendicen todos los años para cortar, limpiar y utilizar su lana.

Al recibir el Palio Arzobispal, Mons. Raúl Gómez, adquiere un mayor compromiso de servicio y trabajo pastoral con los fieles y los obispos de la provincia eclesiástica que la conforman las diócesis de Atlacomulco, Tenancingo y Cuernavaca.

El arzobispo primado de México, sostuvo que este signo otorgado busca generar, procurar y fortalecer la comunión entre las iglesias, para que a su vez los fieles también entren en comunión, avanzando así en la evangelización.

Por su parte, el Arzobispo de Toluca se comprometió a ser siempre fiel a la iglesia católica; acatar la suprema autoridad de la iglesia; llevar a cabo sus mandatos y defender con diligencia su autoridad; cumplir las tareas apostólicas; velar por la unidad de la iglesia universal; acercar a quienes se han alejado de la fé; observar todas las leyes eclesiásticas y mantenerse siempre vigilante para que no se introduzcan malos usos, especialmente en la predicación de la palabra y en la celebración de los sacramentos.

Especialmente, se comprometió a poner cuidado en la buena administración de los bienes temporales de la iglesia, de manera especial de aquellos destinados al culto que son para la sustentación del clero y los que provengan de las obras de caridad.