Tilín, tilín… es el sonido de la campana que identifica a los “burreros” que, desde muy temprano, acompañados generalmente por sus perros salen a recorrer las calles.
Los llamados “burreros” son binomios o trinomios de carretas tiradas por burros, yeguas o caballos que tripulan recolectores de basura que, al menos tres décadas de su aparición y auge en municipios como Coacalco y Tultitlán, se han convertido en un “mal necesario” al juntar más 100 toneladas de basura al día.
Adrián, un joven de tan sólo 18 años, acompañado de su hermano, desde temprana hora recorre las calles para llevarse la basura. “Es un trabajo difícil, el de la basura.
Pero, bueno, ya no me gustó la escuela y aquí ando”, dice franco y un tanto convencido el tozudo muchacho, que al igual que su “carnalito” deja ver el esfuerzo y hasta su dedicación por esta chamba, que él mismo reconoce no es para nada fácil.
Además de los camiones y del personal de Servicios Públicos, en municipios como Coacalco y Tultitlán dan servicio de recolección de desechos poco más de 200 carretas de “burreros”.
Por ser tiradas por caballos, yeguas y burros, en forma coloquial se les conoce como “burreros”. El servicio lo brindan no sólo en Coacalco, sino en algunas colonias de Tultitlán y Tultepec.
Se trata –explican autoridades– de “un mal necesario”, pues sin generar un solo centavo de gasto para para estos ayuntamientos, recolectan diariamente cerca de 100 toneladas de basura”.
Además generan fuentes de trabajo y tienen una buena organización interna, sin problemas de invasión de rutas, sin generar contaminación (al recoger las heces fecales de los animales) y sin que la gente se queje por su operación.
Según la presidenta de la Unidad Prados, en Tultitlán, Alicia Sánchez, “los burreros vienen a ayudar, a recolectar la basura; lo mismo pueden pasar temprano como en la tarde, lo que beneficia a todos aquellos que tenemos que salir a trabajar y que no podemos salir a tirar nuestros desechos, evitando que se nos acumulen.
Para Carolina Díaz Zamudio, habitante de la colonia Jardines de San José, en Coacalco, aquí los “burreros” son una “verdadera bendición”.
Y es que doña Carolina y sus tres hijos trabajan, salen muy temprano de su hogar y no regresan hasta muy noche.
La familia Díaz Zamudio, se cambió hace un mes a Jardines de San José, donde compraron una casa.
Antes vivían en Tlalnepantla y tenían problemas con la basura.
Y es que tenían que salir de sus casas antes de que pasara el camión de la basura, por lo que no tenían otra opción que dejar las bolsas con desechos en la calle, lo cual les generaba un gran remordimiento.
“Burreros”, un mal necesario en Edomex
Recorren colonias y llegan a recolectar hasta 100 toneladas de basura
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