El papel moneda mexicano se caracteriza, a nivel mundial, por contar con ejemplares de belleza irrefutable. Para la comunidad de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) hay un billete que destaca por su singularidad, principalmente por el momento de la historia de nuestro país en el que se manufacturó: el de 1 peso que en el reverso tiene como imagen principal el Edificio de Rectoría de esta casa de estudios.
Los “bilimbiques”
Como consecuencia de la falta de efectivo, durante el periodo de la Revolución Mexicana autoridades, militares e, incluso, hacendados y comerciantes, emitieron su propia moneda, cuyos ejemplares fueron conocidos por la población como “bilimbiques”, término reconocido por la Real Academia Española y surgido de la contracción del nombre del estadounidense William Weeks, quien pagaba a sus trabajadores de la mina Green, en Cananea, Sonora, con vales de papel.
La escasez de efectivo luego de los primeros años de este movimiento armado obligó a producir “piezas de necesidad”, papel moneda emitido, sin respaldo bancario, por diversas fuerzas armadas y políticas durante el periodo comprendido entre 1913 y 1916 y cuya calidad fue sumamente variable.
Consecuencia de la existencia de una gran cantidad de estos billetes, la falsificación era común y contribuyó a la pérdida de valor del papel moneda; además, en el mejor de los casos, los “bilimbiques” tenían valor mientras el emisor ejercía el poder en determinada región.
Una vez consolidada su hegemonía, los constitucionalistas se ocuparon de solucionar el problema monetario del país y ordenaron la creación de un papel moneda único a la American Bank Note Company de Nueva York, que entregó billetes más sofisticados, a prueba de falsificaciones y que se pusieron en circulación en mayo de 1916.
En febrero de 1917, en el Artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se promulgó que la emisión del papel moneda correspondería a un banco único bajo el control gubernamental y, finalmente, el 1 de septiembre de 1925 inició funciones el Banco de México, que tenía la responsabilidad de emitir y regular la circulación monetaria, con el propósito de restaurar la confianza de los usuarios en el papel moneda.