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Denuncian vecinos de Metepec omisión ante advertencia por dos hundimientos

 

Los vecinos de Metepec insisten en que es muy importante atender la cotidianidad de los habitantes


Vecinos de diversas colonias de Metepec expresaron su frustración ante la falta de atención por parte del Ayuntamiento para resolver el problema de los baches, que se ha intensificado en las últimas semanas. 

A pesar de las múltiples solicitudes presentadas a las autoridades municipales, los ciudadanos aseguran que los baches siguen apareciendo en varias zonas del municipio, afectando tanto la circulación como los vehículos que transitan por las calles.

Antes de la temporada de lluvias, se estimaba que había alrededor de 8 mil baches en el municipio, pero los vecinos temen que esa cifra se haya duplicado por las condiciones climáticas, la mala calidad de los materiales para bacheo y la poca atención a distintas zonas de la demarcación.

En un recorrido de esta casa editorial, se constató que las zonas más afectadas incluyen calles como 16 de Septiembre en el barrio de San Jerónimo Chicahualco, la Puerto Escondido también en esta localidad, así como Abedul y Josefa Ortiz en Casa Blanca. Además, en San Francisco Coaxusco, algunos baches han llegado a tal magnitud que han sido rellenados con llantas.

Los residentes de la colonia Jiménez Gallardo han denunciado en particular dos hundimientos que han sido reportados en múltiples ocasiones, pero que hasta ahora no han sido atendidos. Los vecinos afirman que cada día surgen nuevos baches, convirtiendo las calles de Metepec en un verdadero reto para quienes transitan por ellas. Esta situación ha generado un sentimiento de abandono entre los ciudadanos, quienes exigen una respuesta inmediata por parte de las autoridades.

Asimismo, los habitantes han hecho un llamado al alcalde Fernando Flores para que se enfoque en resolver los problemas locales, dejando de lado los viajes al extranjero en los que, según señalan, representa a Metepec. Los vecinos insisten en que es más importante atender la cotidianidad de los habitantes, quienes arriesgan sus vehículos a daños graves, que van más allá de simples pinchazos, y que podrían resultar en fallas costosas e irreparables.