La riqueza natural, artesanal y cultural que posee el municipio de Villa de Allende, lo hace un destino que conserva vivas las tradiciones mazahuas e invita a vivir grandes experiencias.
Su nombre original fue attesí, que en mazahua significa “lugar hermoso”; posteriormente se denominó Malacatepec, del náhuatl malacatl, que significa “maliacate” y tépetl “cerro”; en conjunto Cerro del Malacate. Se ubica a dos horas de la Ciudad de México y a una hora de Toluca.
Artesanalmente, Villa de Allende destaca por la elaboración de textiles de alta costura, un resultado del trabajo colaborativo entre artesanos y artesanas y la Subsecretaría de Turismo, a través del Instituto de Investigación y Fomento a las Artesanías del Estado de México (IIFAEM).
También se elaboran licores con fruta natural como el tejocote, piña, limón y hierbas, así como, diversos productos a base de zetas que aportan un gran porcentaje de proteína y potasio.
Las y los amantes de la aventura y conexión con la naturaleza pueden visitar el Parque Ecoturístico “Chalmita” en la comunidad de San Idelfonso, en el que se puede realizar, entre otras actividades, el senderismo.
Este destino también forma parte de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca; sin embargo, no es un sitio oficial para el avistamiento.
También cuenta con un complejo ecoturístico de alojamiento “Sublime Valley Golf Of Course”, que ofrece distintos servicios con enfoques sustentables y amigables con la naturaleza, convirtiéndolo en una gran opción de fin de semana.
Quienes disfrutan del turismo religioso pueden recorrer y admirar la arquitectura, con sus respectivos estilos, de las iglesias de San José Villa de Allende, San Ildefonso, San Felipe Santiago, San Pablo Malacatepec y San Jerónimo Totoltepec.