En el ex Convento de Acolman, se instaló, como cada año, el Altar de Dolores, donde la pieza central es una escultura de la Virgen de Dolores, que data del siglo XVII y fue hecha de madera estofada y policromada, que antaño se utilizó para procesiones en el municipio.
La tradición de colocar el Altar de Dolores durante Semana Santa, arraigada en México desde hace casi 500 años, y este recinto bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), continúan con esta práctica.
En el ex convento agustino se ha instalado este altar desde 2010, ya que los habitantes de Acolman dejaron de colocar los altares de Dolores en sus hogares.
Otro de los elementos que destaca como parte del montaje es un tapete elaborado con semillas que recrea la cruz atrial del inmueble histórico, de estilo tequitqui y que tiene esculpidos símbolos de La Crucifixión.
Elena González Colín, directora del recinto, explicó que el Altar de Dolores además de evocar los sufrimientos de la Virgen María, también incluye elementos descritos en otros montajes, como flores blancas y frutos naturales, que aluden la pureza y el inicio de la nueva vida, respectivamente.
En Tepotzotlán
En el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán el ex colegio noviciado de San Francisco Javier hay un óleo de la Dolorosa del siglo XVIII, vestida a la usanza sevillana del siglo XVII, y un cuadro con pasajes alusivos a la vida de Jesús, serán los objetos principales.
Además recipientes con agua de sabores y esferas de cristal, que recuerdan las lágrimas de la Virgen durante el Viacrucis; naranjas agrias en referencia a la amargura, esta fruta con banderitas representa a María como reina, y velas, cuya luz simboliza a Jesús.
Una semana antes
El Altar de Dolores se instala el viernes previo al Domingo de Ramos, esta tradición se inició en el siglo XVI como una forma de evangelizar a los nativos por lo españoles; ahí se evoca el sufrimiento que padeció la Virgen María por la muerte de su hijo Jesús.
El primer altar que se instaló en nuestro país fue en 1519 en San Juan de Ulúa, por iniciativa del fraile franciscano Bartolomé de Olmedo, que acompañaba a Hernán Cortés.
Los visitantes podrán apreciar la puesta en el área del baptisterio del templo, la cual se encontrará hasta el 17 de abril.