El programa del Buen Fin beneficia directamente al sector terciario del país y del estado, es decir, comercio y servicios, quienes dependen de una cadena de proveeduría del sector manufacturero.

Es decir, el sector secundario ya tuvo su Buen Fin antes de los días que está en marcha el programa, porque el comercio se abasteció con oportunidad para salir al mercado en esta fecha tan importante para la reactivación económica, señaló Laura González Hernández, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial del Estado de México (CCEM). 

Ante los cuestionamientos de la viabilidad de este programa, González Hernández recordó que el Buen Fin surgió como una medida de reactivación económica hace 11 años. 

“No es algo nuevo, pero significa el inicio de las ventas de fin de año, es decir, la mejor temporada para el comercio y servicios de todo el año”, comentó. 

Asimismo, reconoció que  este programa de comercio nace a semejanza del Black Friday en Estados Unidos, donde efectivamente las mercancías se rematan para esperar las nuevas tendencias y novedades tecnológicas. 

En el caso de nuestro país, señaló, los comerciantes y prestadores de servicios sacrifican montos de utilidades para incentivar el consumo y los compradores se puedan hacer de productos y servicios de consumo no habitual, como ropa, electrónicos, autos, viajes, entre otros.

Laura González Hernández apuntó que la gran mayoría de las empresas, ya sean tiendas departamentales, centros comerciales o comercio tradicional se preparan con inventarios suficientes para atender esta época y el fin de año venidero. “Las mercancías que se ofrecen en el Buen Fin son de la misma calidad del resto del año y se empata con programas de ventas en parcialidades, donde los compradores adquieren lo que necesitan de acuerdo a sus posibilidades”, dijo.