En la entidad mexiquense, artesanas y artesanos aprovechan la bondad y generosidad que ofrece la tierra para crear coloridas piezas en alfarería, cestería con fibras vegetales, textiles bordados o deshilados, madera torneada, o bien, piedra labrada que son utilizadas dentro de la cocina o el hogar.

Esto permite que los sabores gastronómicos en el territorio del Estado de México sean únicos, una sazón que logra al utilizar estos utensilios; ejemplo de ello son las piezas que son elaboradas a partir de la piedra volcánica como el molcajete o el metate, que se utilizan principalmente para moler granos, especias u otros ingredientes dentro de la gastronomía.

La tradición de producir y utilizar artesanías de barro en la cocina es notable, ya que la combinación de diferentes técnicas y estilos permiten moldear cazuelas, ollas, jarras, jarros, comales, entre otros.

En cuanto a la cerámica de alta temperatura, que resalta por su blancura y textura, hay una extensa variedad en tazas, platones, vajillas, licoreras y tazones.

Las manos de las y los artesanos son capaces de convertir casi cualquier cosa en arte; tal es el caso de quienes trabajan la cestería en diferentes fibras vegetales como palma, ocoxal o mimbre, para darle vida a tortilleros, canastas, paneras, chiquihuites, servilleteros, entre otros.

Las palas, rodillos, cucharas, mieleras, tablas de corte y molinillos forman parte de los utensilios en la cocina; estas piezas son hechas a base de madera, que con gran maestría las y los artesanos tornean.

Dentro de los textiles resaltan las servilletas bordadas, caminos de mesa, así como manteles. Con la técnica de vidrio soplado realizan copas, jarras y vasos para darle un toque especial a la mesa.