Las calles del centro de Toluca se llenaron este martes de risas, colores y un sinfín de ocurrencias gracias a los payasos que, como cada año, celebraron el Día Internacional del Payaso con una misa de agradecimiento y un desfile que desbordó alegría y creatividad.
Sin embargo, detrás de las narices rojas y los trajes multicolores, también hubo un reclamo firme: el derecho a ocupar los espacios públicos para llevar su arte a la gente.
Desde temprano, payasos de todas las edades y estilos —algunos con rostros pintados de blanco y negro, otros saturados de colores vibrantes— se reunieron para dar inicio a una tradición que en Toluca cumple ya 23 años.
Niños, adultos y hasta familias completas participaron en este desfile que combinó chistes, piruetas, malabares y coreografías improvisadas.
“El objetivo es simple: que Toluca se olvide por un rato de sus problemas y se deje contagiar de alegría”,
compartió uno de los payasos mientras ajustaba su sombrero de colores.
El recorrido comenzó con música estridente y carcajadas espontáneas. Desde las banquetas, niños y adultos no ocultaban su asombro mientras los payasos interactuaban con el público.
“Es como un carnaval de alegría”,
comentó una espectadora mientras veía a un pequeño payasito de apenas seis años lanzar globos al aire.
Pero más allá de la celebración, algunos de los artistas urbanos aprovecharon la ocasión para alzar la voz y señalar lo que consideran una falta de apoyo por parte de las autoridades locales.
“Somos artistas, igual que los músicos o los pintores. Nuestro escenario son las calles, pero parece que eso no es suficiente para el Ayuntamiento de Toluca”,
lamentó uno de los líderes del grupo, quien señaló que en los últimos años han enfrentado restricciones para presentarse en plazas públicas.
Según explicaron, la prohibición no solo les impide trabajar, sino también compartir su mensaje de alegría con las comunidades.
A pesar de la cerrazón, los payasos de Toluca han encontrado maneras de mantener viva su tradición y su oficio.
“Nos organizamos, buscamos otros espacios, vamos a fiestas que siempre han sido nuestra principal fuente de ingresos, pero no es lo mismo. Queremos regresar a las plazas, a los parques, que son de todos. No pedimos mucho, solo que nos dejen hacer lo que sabemos: sacar sonrisas”,
añadió uno de los artistas de la risa mientras acomodaba sus enormes zapatos de payaso.
La procesión culminó con una última explosión de alegría, en la que no faltaron los bailes, los juegos de palabras y los trucos de magia. Para los payasos, este día es una oportunidad no solo para celebrar su profesión, sino también para reflexionar sobre el papel que tienen en la sociedad.
“La risa es terapéutica, transforma. Si nos cierran las puertas de los espacios públicos, ¿cómo vamos a seguir haciendo nuestro trabajo?”,
se preguntó uno de ellos.
Con el sol a plomo y el desfile llegando a su fin, los payasos de Toluca dejaron claro que, aunque las autoridades les cierren las plazas, seguirán luchando por mantenerse vigentes.
“No nos rendiremos, porque la risa no se prohíbe. Vamos a seguir pintando de colores esta ciudad, aunque sea desde la acera”,
concluyó uno de los payasos.