“Al escuchar el nombre de las víctimas empiezas a entender que no es una cuestión de estadística”, esto fue lo que motivó a Valeria Estrada, estudiante de Filosofía de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de participar en la marcha del 8 de marzo.
Acompañada de su amiga Sandra, Vale reconoció que era la primera marcha a la que asistía, porque, debido a las manifestaciones previas, logró darse cuenta que “estamos inmersos en un sistema que permite que exista la violencia contra la mujer”.
“Le han hecho daño a las mujeres por mucho tiempo y ahora que levantamos la voz nos quieren callar, debemos cambiar este sistema y si está en nuestras manos tenemos que asumir esa responsabilidad”, comentó.
Por su parte Sandra, quien iba agarrada de la mano de Vale como medida de seguridad, aceptó que en su vida ha convivido con hombres violentos, quienes justifican la agresión a las mujeres, “porque si no les pegas, no entienden”.
“He visto cómo los hombres hacen menos a las mujeres, no sólo en mi familia, en la escuela y el trabajo también, creen que sólo por ser hombres tienen razón, pero es parte del sistema patriarcal que les hizo pensar eso”, expresó.
Con una manta donde se podía leer “Somos la Revolución”, Vale y Sandra se subieron al camión, junto con las integrantes del Colectivo Pan y Rosas, para ser parte de mega marcha en Ciudad de México.
En esta ocasión, este colectivo sumó a masculinos, quienes se identifican como no binarios, es decir, aquellos que no se perciben ni como hombres, ni como mujeres.
David Díaz fue uno de ellos, entrevistado señaló que en esta comunidad no binaria “apoyamos las causas de las mujeres, porque creemos que es el patriarcado y el sistema capitalista los que profundizan la violencia, la explotación, atraviesan y destruyen todo. Es sumarnos para derrocar al patriarcado”.
Si bien la marcha fue impulsada por estudiantes universitarios de la FES Acatlán, se sumaron estudiantes de escuelas públicas y privadas que se encuentran en los alrededores.