En México el avance y éxito de la tecnología espacial, antes de ver la luz en su desarrollo, tiene que pasar por una serie de trámites burocráticos para que diversas instancias mexicanas impulsen un proyecto, los apoyos desde recursos del Gobierno Federal, aún son precarios.
En algunos casos, como el del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), incluso, cuando aplican en convocatorias pero no ganan el apoyo, tampoco hay respuesta de las razones por las que fueron rechazados, lo que podría implicar una falta de transparencia.
En el país los jóvenes científicos e investigadores, en muchos casos, tienen que hacer colectas y tocar puertas donde sea para poder demostrar que sus proyectos pueden lograr grandes alcances internacionales, pero que también tienen un objetivo: la ciencia lleva al crecimiento y desarrollo de un país e, incluso, a salir de crisis financieras.
Tan solo para las misiones análogas que se llevan a cabo a nivel internacional, la NASA ha seleccionado a 13 estudiantes de la UNAM para participar con los proyectos que han desarrollado.
El Conacyt, mediante el Fondo Sectorial de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en Actividades Espaciales Conacyt-AEM, publica las convocatorias que apoya diferentes demandas y que, por lo mismo, no siempre se tiene la oportunidad de impulsar un proyecto con enfoque similar.
Sin embargo, este fondo solo apoya cuestiones administrativas, como talleres y publicaciones de artículos; y no como tal el desarrollo del proyecto.
Aunque finalmente estos proyectos podrían llegar a ser un descubrimiento importante.
El caso es claro: UNAM Space, un grupo de jóvenes estudiantes y pasantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México logró que la Agencia Espacial Europea seleccionara su proyecto de robot, de 40 kilos y de 80 centímetros por un metro, que recolectará muestras y algunos objetos de forma autónoma, en la misión análoga a Marte.
Con la creatividad como única herramienta, utilizaron objetos reciclados incluso de cortineros, de algunas piezas de aparatos casi inservibles de la Facultad de Ingeniería y hasta con piezas hechas a mano para armar el robot.
Juan Carlos Mariscal, de UNAM Space, recordó que “este robot fue armado a lo largo de cuatro años, con algunas complicaciones, pero siempre con la idea de terminarlo con las funciones necesarias”.
Precario apoyo
Pese a que en septiembre de 2013 el presidente Enrique Peña Nieto anunció que la meta del Ejecutivo Federal era que el Gasto para la Investigación y el Desarrollo alcanzara el 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional; con los años, este objetivo no sólo no avanzó, sino que ahora retrocede, dado que para 2017 el presupuesto en esta materia casi regresó al nivel de 2013.
Si se hace un comparativo en presupuesto al Poder Legislativo, por ejemplo, se observa que pasó de casi 12 mil millones en 2013 a más de 14 mil millones en cuatro años, es decir incrementan mil millones cada año, sin tener una sola reducción en cada PEF.
Actualmente el Gobierno Federal gasta en Investigación y Desarrollo apenas el 0.57 por ciento; en tanto que los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es de 2.36 por ciento del PIB.
Esa es la razón por la que México está en pañales en materia espacial, pero no por los recursos humanos, que son de la más alta calidad, sino por la falta de inversión en infraestructura y proyectos.
Aun así, los investigadores avanzan en el reconocimiento internacional y han logrado lugares que pueden ser incomprendidos por las autoridades y legisladores, explican los especialistas.
Exploración del espacio en precariedad
Pese a que varios mexicanos participan en misiones de la NASA, en el país pocas instituciones impulsan la investigación del cosmos
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