El sonido del tambor rompe el silencio y desde una esquina del escenario, bailarines cubiertos con singulares y desconcertantes vestuarios hacen su entrada. Así comienza la danza de “Los viejos de Corpus”, representada por pobladores de Temascalcingo, en el marco del Festival de las Almas.
Una hora antes, la familia de Abelardo Alonso Domínguez también sorprendió y deleitó al público con una representación de La Boda Mazahua. Después seguirá el turno del municipio de Mexicaltzingo y luego hubo comparsas de charros y virginias, del municipio de Chimalhuacán.
Para las 14:00 horas, indígenas mazahuas, matlatzincas, nahuas, otomíes y tlahuicas han lucido parte de su cultura a los visitantes.
Con ello, el Festival de las Almas se ha convertido no solamente en un centro de atracción turístico, sino un altar para reivindicar y preservar a las tradiciones y la cultura de las cinco etnias indígenas de la entidad mexiquense.
Debido al asueto por el Día de Muertos, miles de visitantes han llegado a Valle de Bravo para disfrutar de las atracciones permanentes de este Pueblo Mágico, pero sobre todo de la diversa gama de actividades programadas en el Festival de las Almas por la Secretaría de Cultura de la entidad.
“En total tenemos 24 foros que ofrecen talleres, expresiones dancísticas, conciertos de rock, exposiciones y presentaciones de Teatro.
“Son más de 100 actividades programadas en Valle de Bravo y 621 en todo el Estado de México”, dijo Santa Alba García, subdirectora de Promoción Cultural y coordinadora operativa del Festival de las Almas.
En efecto, mientras cientos de turistas observan las danzas indígenas en el Andador de Muelle, en la explanada de la Alameda Bicentenario, otro foro a unos 50 metros de distancia, exhibe ofrendas con las características de las cinco etnias. También éste es un altar que resalta la cultura de los pueblos autóctonos.
La primera, la náhuatl, está toda cubierta de flor de cempasúchil; le sigue la mazahua, más parca en su diseño pues privilegia la fruta más que el adorno floral. La matlazinca y la tlahuica son muy parecidas, con frutas y cazos llenos de diversos platillos.
Por último, la otomí, la única que cuenta con el copal que aromatiza toda la estancia.
A decir de Santa Alba García, seis mil 600 artistas provenientes de 100 municipios del Estado de México participan en esta XIV edición del Festival de las Almas.
Teresa Orta Ángeles es una de ellos. La joven, de 17 años de edad, es originaria de la comunidad de Santa María del Llano, en el municipio de Ixtlahuaca, en donde su familia procura preservar y transmitir de generación en generación las tradiciones mazahuas.
“Somos 18 los que venimos hoy –platica–, todos somos de la misma familia. En total 18 personas de cuatro generaciones, desde una niña de un año de edad, hasta mi abuelita, que tiene 81 años”, mencionó.
Su testimonio rompe con la creencia común de que los jóvenes se niegan a preservar las tradiciones de las culturas autóctonas. A su caso se une el de Ignacio Gutiérrez Lara, representante de la danza de “Los Viejos de Corpus”.
De su padre y madre fue de quien aprendió este cuadro dancístico. “Se celebra principalmente para agradecer a los dioses por la futilidad de la tierra, porque la danza se baila principalmente para pedir por la lluvia y que se den las cosechas. Esta tradición es muy antigua”, afirmó.
Él, como Teresa Orta Ángeles, se siente muy orgulloso de mostrar su cultura indígena en este Festival de las Almas. Con amabilidad responde a todo aquel que se acerca a hacerle una pregunta o a pedirle oportunidad para una fotografía con su inquietante vestuario de danza.
Por la tarde, la temperatura calurosa templa el ánimo de los turistas, quienes por cientos se dirigen al muelle de la laguna vallesana para dar un paseo en lancha o degustar alguno de los platillos de mariscos en la oferta restaurantera del lugar.
La mayoría se sienta en el muelle simplemente por el placer de sentir la brisa fresca que se alza con el viento de la tarde. Un grupo de músicos ameniza la tarde con canciones populares y una que otra pareja se levanta a bailar para pasar el rato.
A esta hora, las calles de Valle de Bravo huelen a bohemia, cultura y tradición. A propósito del Día de los Fieles Difuntos, los grupos de turistas se mezclan con los locales en un intercambio cultural poco común en otras temporadas del año.
“Nos sentimos muy contentos de que la gente haya acudido a visitar Valle de Bravo, tanto personas de la localidad como de otras entidades. El éxito de esta XIV edición del Festival de las Almas lo vemos en que la ocupación hotelera está al cien por ciento”, dice entusiasmada la subdirectora de Promoción Cultural.
El Festival de las Almas concluirá el próximo domingo 6 de noviembre con un megaconcierto de rock, que reunirá a artistas como Sabo Romo y “Bon”, de Los Enemigos del Silencio.