“El hombre sol” volvió a brillar, no por el equinoccio de primavera, sino porque su creador, Leopoldo Flores, está presente, a través de una escultura que recuerda sus años de juventud y porque ahora sus cenizas ocupan un lugar especial en la Rotonda de los hombres ilustres.
Originario de San Simonito, municipio de Tenancingo, desde sus primeros años de vida dio muestra del talento que tenía para la pintura; sin embargo, sus estudios en el país y en Francia, le ayudaron a proyectar su propuesta creativa; su obra dio vuelta al mundo y tuvo reconocimiento a escala internacional.
Leopoldo Flores fue sinónimo de libertad, creatividad, revolución e irreverencia.
UAEM alberga su obra
La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) es una de las sedes de su obra, no sólo con el Museo Universitario Leopoldo Flores, que recopila sus creaciones y que incluso fue el taller donde plasmó sus últimos lienzos, sino porque exhibe desde hace muchos años entre sus muros la grandeza del pintor, con la colorida “Aratmósfera” en el Estadio Universitario Alberto “Chivo” Córdoba; “El hombre universal” en tonos grises en el Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, y el propio museo, con la colección de cristos.
Arte sobre rocas o arte ecológico
El estadio universitario Alberto “Chivo Córdoba”, construido en 1964, es el escenario más grande de su obra, pues cinco mil metros cuadrados del graderío y los elementos naturales del cerro de Coatepec —donde se asienta Ciudad Universitaria— sirvieron de lienzo para el “maestro”, como lo llamaban propios y extraños, a fin de plasmar el mural “Aratmósfera”, el cual puede admirarse desde la avenida Vicente Guerrero, el parque con el mismo nombre, o durante los partidos de futbol del equipo universitario, Potros.
Pero no fue fácil conseguir ese escenario, ya que incluso le fue negada su petición, pero como integrante de una generación joven, emprendió una lucha que llegó hasta el Consejo Universitario de la Autónoma del Estado de México para lograr su propósito. Fue el 30 de abril de 1974 cuando recibió la autorización y tardó dos años en plasmar su idea en las rocas del cerro.
En 2015 el pintor recordó que pretendía incorporar la naturaleza a las artes, lo cual logró, y se mostró satisfecho porque esa corriente fue retomada universalmente, sobre todo en Estados Unidos.
Hombre universal
La atención de estudiantes y visitantes al Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades, conocido como “El Planetario” es captada de inmediato por la cúpula en el auditorio, y a su vez, por las figuras de hombres y mujeres que se alzan, parte de la obra “El Hombre universal”, donada en 1989 por el propio artista.
Cuentan que el artista compartió su creatividad y era común verlo al terminar cada jornada, con su característica chamarra de mezclilla, perdiéndose entre los miles de estudiantes, docentes y visitantes de Ciudad Universitaria.
Honran la memoria de “El Hombre Sol”
Desvelan escultura en su honor a un año de su muerte
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