México cuenta con la suficiente madurez política para aceptar una participación activa de las diferentes religiones tanto en temas de interés público, como de carácter político, señaló Christian Salazar Montiel, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, de la UNAM, especialista en partidos políticos y procesos electorales.
El hecho de que el país sea considerado un estado laico no implica que los miembros de una religión no puedan emitir opiniones sobre temas que sean de trascendencia para la sociedad mexicana, ya que también son parte de ella, explicó el especialista.
La ley electoral y la Constitución, refirió Salazar Montiel, señalan que los ministros de culto no pueden participar en cuestiones proselitistas como llamar al voto por algún candidato o desincentivar la participación de la ciudadanía en procesos electorales, lo cual no los limita a expresar su parecer, por algún problema que pueda existir en la sociedad.
La iglesia representa un sector social que legalmente puede expresar su punto de vista sobre la situación del país y proponer algún planteamiento en torno a un problema.
Como cualquier ciudadano, pueden denunciar alguna situación que se presente, como en su momento la iglesia Católica se pronunció, a través del Semanario Desde la Fe, sobre el dispendio de recursos y la simulación que se presentó en las precampañas, en cuyo caso, no existe un acto que se pueda presumir de ilegal o que trastoque el marco jurídico de los procesos electorales.
Comentarios como el anterior no son una intervención, sino se trata de una crítica a una etapa del proceso y el quehacer institucional, pero no se criticó a algún candidato.
Se tiene que entrar en un debate, indicó para ver si se sigue en la posición de continuar restringiendo la participación de algunos sectores en la vida política del país, ya que desde su punto de vista, la democracia en la nación se encuentra madura, para dar y ampliar las libertades.
“No es posible que algunos sectores se deban quedar callados o no deban expresarse, por el contrario, la democracia mexicana tendría que implicar, que cualquier persona, cualquier miembro, de cualquier organización, pudiera externar su pensamiento”, puntualizó.
Sobre el hecho de que algún ministro pudiera participar dentro de los procesos electorales, sin la necesidad de dejar su cargo dentro su congregación, el académico señaló que el país todavía no se encuentra en ese nivel.
Como sociedad, dijo Salazar Montiel, el que los miembros de la iglesia no se inmiscuyan en procesos electorales ha permitido tener una amplitud en la tolerancia y el respeto a las diferentes creencias, lo cual se considera como un éxito en México, ya que en otras partes, donde se mezcla la religión con la política, se genera un conflicto social.
Es esencial que los miembros de culto no participen y que no se revuelvan los dos ámbitos, pero sí es fundamental que se pronuncien, ya que la libertad de expresión es un valor fundamental, ya que ante todo son ciudadanos, con intereses y no se les puede restringir ni su forma de pensar o de expresarse.
En una democracia madura, puntualizó el investigador, todas las personas hablan con todos, como ocurre entre ministros y jerarcas de las diferentes religiones, con los políticos, lo cual no puede considerarse como algo nocivo.
“Es válido que los distintos ministros de culto religioso puedan acercarse y dialogar con los políticos, ya que ellos son los representantes y quienes toman las decisiones respecto de las regulaciones en todas las materias, incluido el tema religioso”, recalcó.
Asimismo, el especialista reiteró que esta situación donde políticos y miembros de culto se relacionan es válida y el que algunas personas censuren la amistad que puede existir, es una acción desmedida.
El siguiente paso que se tiene que dar en el país, manifestó Salazar Montiel, es que políticos de diferentes partidos y miembros de las diversas religiones, así como de los demás sectores interactúen sin que se vea como algo perverso o negativo, ya que siempre será mejor que las negociaciones y los acuerdos, se puedan percibir de manera transparente y a la luz de todos.