Como cada año, los bosques de pino y oyamel del Estado de México y Michoacán, esperan el arribo de la mariposa Monarca, las cuales viajan hasta 4 mil 500 kilómetros desde Estados Unidos y Canadá para hibernar en nuestro país.
A estas mariposas se les conoce como la “Generación Matusalén”, ya que viven siete u ocho meses, más tiempo que una mariposa normal; permanecen agrupadas en la copa de los árboles hasta febrero, cuando inician su temporada de apareamiento.
Se sabe que sus hijas, nietas y bisnietas vivirán sobre tres o cuatro semanas.
Se han identificado 22 sitios de hibernación dentro de 56 mil 259 hectáreas protegidas, que forman la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, la cual se convierte en testigo de uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza.
Estos hermosos insectos son un símbolo de inmortalidad, renacimiento y resurrección, pero también de ligereza y lo efímero de la alegría y la belleza.
Se dice que son las almas de los difuntos, debido a que su aparición en los bosques del país se da los primeros días de noviembre, en Día de Muertos, una de las fechas más importantes para los mexicanos.
Para las mazahuas, la presencia de la Mariposa Monarca, no sólo representa la llegada de sus ancestros que regresan a la casa para reencontrarse con ellos y compartir los frutos de la cosecha, sino, además, el inicio de ciclo de la vida y renovación con la llegada del sol de primavera.
Es un gran espectáculo de colores naranja, amarillo y negro el que brindan las mariposas Monarca, antes de partir a los bosques en Canadá y Estados Unidos.