La compra y coacción del voto en las zonas rurales es uno de los principales retos a vencer en los próximos comicios del 4 de junio, donde se elegirá a la próxima gobernadora de la entidad, señaló el sociólogo y especialista en procesos electorales, Bernardo Barranco.
De cara a la jornada electoral, el especialista sostuvo que el IEEM, tendrá que poner especial atención a las zonas rurales de la entidad y aquellas en situación de pobreza, principalmente ahí es donde se cometen delitos electorales, debido a que existe menos cultura política.
Indicó que en las elecciones del 2017, la participación en las zonas rurales fue del 65 hasta el 70 por ciento, cuando en promedio fue de 52 por ciento en el territorio mexiquense, aumentó debido a que “en la zona rural, donde menos cultura política existe, la compra y coacción del voto es efectiva”, apuntó.
“La pobreza es el mayor caldo de cultivo para fraudes electorales y deberán estar muy atentos en los diferentes distritos a la compra y coacción del voto de sectores en situación de pobreza”.
Aunado a ello, comentó, que tanto la autoridad electoral, como los propios ciudadanos deberán poner especial atención a la fiscalización, la cual se supone es pública.
“Se debe garantizar que los partidos políticos respeten los topes de campaña que de por sí son millonarios”, señaló al recordar que en la entidad mexiquense el gasto de campaña no debe rebasar los 550 millones de pesos.
“Hasta ahorita, cada una de las candidatas ha declarado que lleva 220 millones de pesos, pero seguramente se va a rebasar el tope de gastos de campaña y ahí se deberá cuestionar de dónde viene ese dinero”, expresó.
Finalmente, el también ex consejero del IEEM, comentó que el día de la jornada electoral se deberá poner especial atención a la sustitución de los funcionarios de casilla, pues desde ahí se fraguan muchas estrategias electorales.
En los cuatro últimos procesos electorales, en el Estado de México, la sustitución de funcionarios de casillas llegaba a oscilar entre tres y cuatro cambios, cuando normalmente es de uno por casilla.
“Son 20 mil casillas, no podemos estar en todas, pero hay que escudriñar cuáles son las casillas con cambios en sus funcionarios, para que sean vigiladas” con el fin de tener una jornada de votación limpia, señaló.
