Para Guadalupe Hernández, madre de Arlet Samanta, una de las tres jóvenes víctimas de las más de 10 (podrían ser incluso 20, según sus primeras declaraciones) que se presume asesinó y desmembró el llamado “Monstruo de Ecatepec”, Juan Carlos N, junto a su esposa Patricia N, en Jardines de Morelos, en Ecatepec, su hija está oficialmente desaparecida, pues hasta el momento no ha sido notificada de que su hija ha muerto.
A decir de la afligida madre, ninguna autoridad le ha confirmado por los canales oficiales que los restos hallados en la casa de calle Playa de Tijuana, de la referida colonia, son los de su hija.
“A mí la Fiscalía no me ha avisado que hayan encontrado el cuerpo de mi hija entre los restos que sacaron de la casa; ella aun cuenta con el estatus de desaparecida. Días antes me comentó que un supuesto amigo de la secundaria la había contactado a través de su Facebook.
“Me dijo ‘mamá, este chavo dice que es mi amigo de la escuela, que ya sabe que tengo tres hijos, sus nombres y que estoy sola”, mencionó la señora Guadalupe.
Dijo que tras la desaparición de la joven de 23 años y después de ir de la Fiscalía de San Agustín, en el centro del municipio de Ecatepec, pudo levantar el acta correspondiente por el posible delito de privación de la libertad con número NUC: ECA/ECA/EC1/034/083257/18/04 y NIC: ECA/EC1/00/MP1/084/04327/18/04 y del programa Odisea: ODI/ECA/A/091/2018.
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La señora Guadalupe contó también que desde el momento mismo que inició la denuncia por la desaparición de Arlet, tuvo que pasar por un largo recorrido burocrático que, a decir de la mujer, ha hecho más pesada la incertidumbre en su familia.
Recordó que desde el pasado 25 de abril, la joven madre ya no pasó por su hijo que va en el kínder, por lo que ella misma tuvo que recoger al menor.
A las pocas horas de ese mismo día se presentó a la Fiscalía de San Agustín donde comenzó el tortuoso camino burocrático, por el que incluso le condicionaron el inicio de su denuncia a cambio de una cédula, casi obligatoria por presentar, del llamado formato Odisea, para la localización y búsqueda de personas, que se supone debería facilitar estas labores.
Desde aquel 25 de abril doña Guadalupe le preguntó a su nieta que dónde estaba su mamá. Y la pequeña de 3 años respondió que arriba. La abuelita supuso que se refería a los lavaderos que se encontraban en la azotea del inmueble. Ahora supone que la niña podría en ese momento referirse al departamento en el que Juan Carlos y Patricia habitaban, pues Arlet era vecina de la pareja, habitaba en uno de los departamentos de la parte de abajo.
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