Al cumplirse 48 horas de instalado el campamento en Paseo Tollocan, Toluca, y sin distingo de edades, la ciudadanía se ha solidarizado; en horarios diferidos llegan para montar guardia, aportan tortas, aguas, fruta, pan y café; por la noche grupos numerosos se instalan trayendo consigo sus tiendas de campaña, todos unidos por una causa: la defensa de 230 árboles autorizados para cortarse debido a una obra que facilitará acceso a Galerías Toluca.
Apostados sobre el camellón principal, jóvenes, mujeres, adultos mayores e incluso niñas y niños, quienes voluntariamente y por su propio interés de proteger a los árboles, se observan portando cartulinas que muestran leyendas de rechazo a la construcción de dos puentes deprimidos, proyecto que en el 2015 fue rechazado por falta de seguridad por la empresa Kansas City Southern de México, concesionaria de ferrocarriles, que se opuso porque se tiene que cruzar por debajo de las vías del tren actual, y representa inseguridad.
Los universitarios Eduardo Jiménez, Edith Juárez, Enrique Gomeztagle, Yolanda Cárdenas, estudian en la tarde, lo que les permite participar en esta resistencia.
Se han organizado diversas comisiones: una de logística, otra para emitir información por redes sociales, algunos más en la cocina, coordinando los alimentos que aporta la gente en solidaridad por la causa.
Por las noches, los manifestantes se turnan para vigilarse y cuidarse, y se cuenta con más voluntarios para evitar que se realice la tala cuando los otros no estén.