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Personas propensas al suicidio cambian sus comportamientos

 

“Puedo mencionar las dos grandes columnas que le representan un riesgo de llevar a una situación de idea suicida o al suicidio”, dijo, Juana Bengoa.


Para detectar un síntoma suicida en los hijos, es necesario observarlos y detectar si tienen alguna emoción encontrada y si presentan un rechazo a las actividades que normalmente les gustan.

Dentro del rechazo a lo que les gusta de manera cotidiana, existe una marcada renuencia para asistir a la escuela, para realizar las cosas que normalmente les gustaba hacer.

Se trata de algunas de las principales características de los niños, niñas o adolescentes que son propensos al suicidio, así lo establece la doctora en psicología y catedrática universitaria de la FES Iztacala de la UNAM, Juana Bengoa González.

La especialista, establece que cuando una persona trama un suicidio, en especial alguien de las nuevas generaciones, cambian su comportamiento común, que en muchas ocasiones es imperceptible a simple vista.

Por eso, agregó, es fundamental que los padres, tutores o familiares cercanos establezcan una amplia comunicación con los menores y observen su comportamiento.
Si bien los factores de riesgo suicida pueden presentarse en todos los estratos de la población, entre los más vulnerables se encuentran los adolescentes, lo que se presenta en todo el país y desde luego en el Estado de México.
En entrevista con CAPITAL EDOMÉX, la doctora en psicología habló de su experiencia clínica en cuanto al problema del suicidio, más allá de lo establecido en los libros, en la teoría.

“Puedo mencionar las dos grandes columnas que le representan un riesgo de llevar a una situación de idea suicida o al suicidio”, dijo, Juana Bengoa.

Una cosa es pensar, “me quiero morir y otra muy distinta es decir, tengo la idea de que ya no hay salida: ya tengo un plan perfecto para poder morir”.
Explicó que existen dos grandes elementos ahí, uno derivado de los problemas de mal manejo en las relaciones de la familia y con ello, obviamente, “los problemas del mal manejo de las emociones como la tristeza, el miedo o el enojo, pueden deberse a que hay una separación, un divorcio de los padres, a que alguien importante murió o abandonó, esas cuestiones que hacen la vida complicada y que cuando son mal manejadas pueden llevar a ideas suicidas o incluso a tener un plan para suicidarse”.

La otra parte es en relación a los factores de crianza, cuando hay una sobreprotección.

“En las familias que son muy hiperprotectoras, los padres tienen la tendencia de resolverle los problemas a los hijos, les dan hasta en lo que no necesitan los chicos, no quieren que sufran, no quieren que pasen ninguna incomodidad”, dijo.

Y eso, apuntó, al final del día genera que los hijos carezcan de habilidades para enfrentar los problemas de la vida.

La doctora, señaló que es necesario que los padres les enseñen a sus hijos a gestionar las emociones, a que sepan dejarlas fluir para que salgan y no se vuelvan un problema, problema que en casos extremos llega al suicidio.

Cuando los padres decidan llevar a sus hijos a consultas, deben tomar en cuenta que debe ser con un psicoterapeuta, que además trabaje con casos de familia.

Ha tenido casos de chicos que incluso ya tienen un plan de suicidio, y se les pide a los padres que lo lleven al psiquiatra, que regresen hasta que ya hayan sido atendidos en algún hospital o consultorio psiquiátrico. Juana Bengoa González, hizo una recomendación a los padres de jóvenes, deben acercarse a ellos, comunicarse y observarlos, si presentan síntomas de aislamiento y renuncia a las cosas que les gustan, no deben confiarse y dejar pasar esas circunstancias que podrían llevar a los adolescentes a la depresión y a lamentables situaciones de suicidio.