Por nuestras raíces, por tradición y por costumbre, un alto porcentaje de la población mexicana confía más en la fe, la magia y el esoterismo, que en las explicaciones científicas, así lo refiere Cecilia Godínez Vázquez, doctora en Antropología Social y profesora investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), desde 2011, iniciaron una serie de encuestas, para medir la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México, y entre los datos más reveladores, se encuentra el hecho de que los mexicanos confían más en la magia y en la suerte que en la ciencia.
Según las cifras de la primera encuesta, 72 por ciento de los consultados confía mucho en la fe y muy poco en la ciencia y reconoce a la acupuntura, la quiropráctica, la homeopatía y las limpias como tratamientos para enfermedades.
Godínez Vázquez, manifestó que esta situación y cifras que arrojan las encuestas, por un lado, son una cuestión interesante, pero por otro, es preocupante que los mexicanos, sin distinción de trato social, ni de nivel educativo, crean más en cuestiones paranormales y en la magia, que en la ciencia.
“En la toma de decisiones importantes, (los mexicanos) se sienten más seguros yendo al mercado a comprar una pócima, a que les hagan un amarre, que apelar a la ciencia para resolver lo que tengan que solucionar”, expresó la especialista.
Explicó que este apego a este tipo de cuestiones, obedece al sincretismo que se da a partir del conocimiento científico y la búsqueda de soporte emocional y anímico de los mexicanos, en la obtención de respuestas en seres de otro mundo, en la magia o en fuerzas que rebasan al ser humano.
“No estamos teniendo el México, en la mejor versión que nos gustaría, por lo que este tipo de recursos se vuelven paliativos del alma, para devolvernos un poco la confianza y la certeza de que pueden mejorar las cosas”, puntualizó.
La antropóloga manifestó que este apego de los mexicanos a cuestiones paranormales y a la magia, también es una herencia que nace desde los tiempos prehispánicos.
“Por ejemplo, en cuestiones de salud se atribuía, que si una persona estaba enferma, era porque le habían hecho mal de ojo o una fuerza extraña estaba invadiendo su cuerpo, por lo que se acudía con la curandera o al chamán, y esas prácticas prevalecen con las limpias o los hueseros”, explicó.
La gente, indica la especialista, prefiere ir con el huesero o con el curandero, que con el especialista, a pesar de que las personas van a la escuela y saben que el conocimiento científico está probado y demostrado, que se resuelven situaciones a través de una metodología.
“Todo este soporte académico e intelectual no sirven de nada, porque se siguen haciendo las mismas prácticas, que desde siempre se han hecho en México”, puntualizó la especialista.
Explicó que el condicionante económico es una razón importante, por la cual las personas prefieren asistir con un curandero, que le va a cobrar 40 pesos, que ir con un especialista, cuya consulta es, mínimo de 500 pesos.
Apoyarse en este tipo de recursos, señala la especialista, se vuelve muy cómodo, ya que le quita responsabilidad a la personas.
“Se le debe por completo a la deidad, al amuleto de la suerte, lo que vaya a ocurrir en mi vida, es una manera de ceder la responsabilidad, que yo debería de aceptar como propia, ante las problemáticas con las que lidiamos todos los seres humanos”, detalló.
Agregó que la sociedad mexicana es todavía muy conservadora y poco dispuesta a cuestionar los modelos mediante los cuales ha sido formada la mayoría de la población.
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