Unidades en mal estado, falta de capacitación y sensibilidad de los choferes e inseguridad al viajar el trasporte público son parte de las razones por las cuales usuarios y vecinos de la entidad no están de acuerdo en las nuevas tarifas que entraron en vigor a partir de este fin de semana.
La mayoría de los ciudadanos recibieron la noticia este domingo que la tarifa mínima pasaba de ocho a diez pesos, lo cual causó, en la mayoría de los casos, enojo y molestia, al considerar, que la calidad del servicio que se brinda en la entidad, no es acorde a las tarifas establecidas.
Otro factor por lo cual algunos ciudadanos expresaron no estar de acuerdo con el aumento, tiene que ver con la cuestión económica de las familias, ya que refieren que la mayoría de las personas que emplean el transporte público sus ingresos no son muy altos.
Alberto Macías, vecino del municipio de Tlalnepantla, considera que la situación económica de las familias mexicanas no es la idónea para que se aprueben este tipo de aumentos.
“Ahorita con estos tiempos, tanto climatológicos, como económicos, no lo creo adecuado, el incremento está rudo, porque lamentablemente no está acorde al salario, además de que la gente que conduce siempre se aprovecha”, puntualizo.
La inseguridad en el transporte público que circula en la entidad, es otro punto por lo cual la ciudadanía no está de acuerdo en el aumento de las tarifas, como lo expresó Vanessa Joachin Bolaños, vecina de Cuautitlán Izcalli.
“Me parece una fregadera mientras exista tanta inseguridad y no aumenten el salario a los trabajadores”, puntualizó la vecina, quien señaló que hay casos excepcionales que no se verán afectados con el aumento, como los estudiantes de la Facultada de Estudios Superiores Cuautitlán, que tienen convenios con los transportistas.
Sandra Sánchez, vecina de Tultitlán, manifestó que no, de entrada desconocía que se habían autorizado aumentos de tarifas en el trasporte de la entidad y consideró que no es justo, ya que en la Ciudad de México el costo es más barato.
“No lo merecen (el aumento), en la Ciudad de México el transporte es más barato, las distancias son mayores y los transportes son mejores, en donde hacen base son unos cochineros, los choferes mal educados y donde quieran se paran, en fin no están regulados”, expresó la usuaria.
Para Hilda Colín, vecina y usuaria de Cuautitlán Izcalli, refiere que el aumento es desproporcionado en comparación al salario y que el aumento a la tarifa no se traduce en la mejora del servicio.
“En estricto sentido, si el aumento al salario es de 3.5 por ciento, debería aumentar en la misma proporción, pero lo suben 25 por ciento, es un aumento desproporcionado”, señaló la usuaria, quien recalcó que nunca se mejora el servicio.
Compromiso Político
Por su parte Limberg Ramos García, maestro en Gobierno y Asuntos Públicos y doctorante en Administración y Políticas Públicas por la UNAM, refirió que el aumento de las tarifas en el transporte público es una medida desafortunada.
“El gobierno se aprovecha de una catástrofe natural para tomar una medida de carácter impopular, que pega a los bolsillos de las familias, que a nadie le gusta”, comentó.
Explicó que el tema del transporte es un  tema privilegiado, ya que siempre apoya a las campañas políticas, pero siempre termina afectando a los ciudadanos.
“Ese incremento de dos pesos ya se venía venir, hace seis meses se decía que no habría aumentos en el transporte público porque no se quería afectar a las familias”, recordó Ramos García, quien señaló que esta determinación es una forma de compensar costos y compromisos, que en este caso asume el actual gobernador Eruviel Ávila, con la intención de evitárselos a su sucesor Alfredo del Mazo.
Al final, señala el especialista los compromisos tienen que ser cumplidos, aunque sea una medida que a nadie le gusta.
“No sabemos si esos dos pesos harán del transporte público un mejor servicio, en el metro de la Ciudad de México, el aumento de tarifas no brindó grandes mejoras”, puntualizó el especialista.
La ciudadanía, refiere el especialista observa que este tipo de gobierno no le beneficia, por lo que lo ve con desconfianza, además de que hay un exceso de politización de las acciones de gobierno.