El Museo Universitario “Leopoldo Flores” de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) organizó un recorrido por cuatro de las obras más destacadas del pintor, escultor y muralista mexiquense Leopoldo Flores Valdés, con motivo del 89 aniversario de su natalicio. Gabriela Morales San Juan, directora de este espacio cultural, afirmó que es importante conocerlas porque generan vinculación e identidad entre la comunidad auriverde.
La Sala “B” del museo, conocida como “El Laberinto”, fue el primer espacio a visitar, ya que se puede apreciar la obra “El minotauro de las rocas”, que se inauguró en 2002.
A través del mito del minotauro, mitad hombre y mitad toro, donde resaltan unos ojos rojos y unos colmillos, que de acuerdo con la mitología griega, representa un ser atrapado en el laberinto de Creta, Leopoldo Flores buscó invitar a la reflexión para no juzgar a las personas por su aspecto físico.
De acuerdo con la especialista universitaria, esta pintura es considerada como efímera, ya que en algún momento la pintura desaparecerá por el desgaste de las rocas.
La segunda pintura que destaca en el recorrido es “El hombre universal”, que se encuentra en la cúpula del auditorio del Centro de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAEMéx, recinto que en algún momento se consideró para albergar la propuesta artística de Leopoldo Flores.
En esta obra se pueden apreciar diversos cuerpos que proyectan las emociones humanas que se funden en un remolino para formar un sol eclipsado, lo que representa la dualidad.
El artista oriundo de Tenancingo, hizo el boceto de esta obra en una pelota de 10 centímetros de diámetro partida por la mitad, posteriormente, y con ayuda de una estructura metálica, debido a la altura de la cúpula, plasmó esta pintura en el espacio de Ciudad Universitaria, la cual le tomó más de dos años, para ser inaugurada en 1989.
Otra de las obras más sobresaliente del también autor del “Cosmovitral” de Toluca es “Aratmósfera” o también conocida como “La luz saliendo de la luz”, que se encuentra en las gradas del Estadio Universitario “Alberto ‘Chivo’ Córdoba” y parte del cerro de Coatepec.
La extensión de la obra abarca más de 22 mil metros cuadrados de pintura, que permitió que este espacio deportivo fuera reconocido como el número uno, a nivel mundial, por su originalidad.
La obra comenzó en 1974 y tardó aproximadamente cuatro años en concluirse. Representa a una persona que está emergiendo de las gradas y está dando a luz ya que para el maestro Flores el conocimiento es luz. La pintura contiene también dos serpientes que hacen alusión al Cerro de Coatepec, conocido también como el cerro de las serpientes, además de un sol eclipsado que retrata la dualidad del ser humano.
Debajo del monumental busto de Adolfo López Mateos, ubicado en Ciudad Universitaria, se puede ver un guerrero águila que representa al pueblo Matlatzinca, además de un sol y pinturas rupestres. Azul, verde y ocre son los colores que la propia naturaleza le da a “Aratmósfera”, por el cielo, los árboles y las rocas, mientras que las tonalidades de la propia pintura dependen de la posición del sol, de acuerdo a una hora o estación del año. Esta obra pictórica se ha restaurado tres veces.
En la época que fue pintada la capital estatal tenía entre sus límites territoriales las orillas de CU, por lo que el maestro decidió pintar las gradas y el cerro con esta obra maestra, en la que además participó la sociedad de Toluca.
Ricardo Hernández López, profesor de tiempo completo de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la UAEMéx y autor de diversos libros sobre Leopoldo Flores, entre ellos, Historia, significación y recepción estética de la intervención artística de Leopoldo Flores en el Estadio Universitario Alberto “Chivo” Córdoba, que se encuentra disponible en el Repositorio Institucional de la UAEMéx, expresó que el pintor mexiquense sorprendió con este muralismo abierto al público, siendo un creador adelantado a su época, por su capacidad de innovación y su amor al arte, que lo llevó a romper barreras.
Finalmente, dentro de la Biblioteca “Ing. Carlos González Flores”, ubicada en la Facultad de Ingeniería, se encuentra el vitral “Los elementos”, que fue inaugurado en el año 2017, en el cual Leopoldo Flores desplegó su creatividad y plasmó los cuatro elementos del planeta: fuego, tierra, agua y viento, más el quinto elemento que mencionan los griegos, que es el movimiento. Todos ellos son representados por cuatro hombres que parecen volar.
Cabe destacar que esta fue la última obra que realizó el maestro, pero que no pudo concluir, por lo que, antes de fallecer dejó un boceto en donde seleccionó todos los colores que debían estar en el vitral, incluso tomando en cuenta el reflejo que éste daría en el piso del lugar.
Deeni Flores Mondragón, hija de Leopoldo Flores, relató que su padre aseguraba con gran gusto que su trabajo había empezado en el Cerro de Coatepec de la UAEMéx, con “Aratmósfera”, y se despedía con “Los elementos”, uno de los vitrales no religiosos más grandes de Latinoamérica.
Leopoldo Flores Valdés dejó un gran legado que quedó plasmado dentro de la Ciudad Universitaria de la Autónoma Mexiquense.