Información Fernanda García
Durante 14 años, Armando Vilchis, ofreció refugio a los migrantes que llegaban a solicitar un espacio para descansar de su andar o ayuda humanitaria, lo hacía en la parte trasera de su taller mecánico. Sin embargo, el Oak Tree School donó un espacio digno para este albergue.
Con una inversión de 700 mil pesos, el albergue de Armando ahora tiene un cuarto con capacidad para ofrecer una cama seca y un baño a 100 personas.
Se trató del trabajo de tres años, entre la planeación, la recaudación de fondos, a través de bazares escolares y la edificación del segundo piso del taller.
Para los migrantes que llegaron antes de que se inaugurara este nuevo espacio, se trata de un apapacho a su travesía, pues no sólo caminan miles de kilómetros, también se enfrentan a la inseguridad y al miedo de dejar todo lo que conocen atrás.
“Es un logro tener este lugar, gracias por todos ellos (donadores), porque nos dieron una oportunidad de estar aquí arriba, es muy grande, muy espacioso“, comentó Ronnie Oswaldo, originario de Guatemala y quien llegó a México tras huir de las pandillas, ya que había sido víctima de extorsión.
Para Armando Vilchis, fundador del albergue, esta donación significó un respiro en medio de la incertidumbre pues recientemente perdieron a sus donadores históricos, como el Banco de Alimentos.
“Es algo increíble tener ya el albergue para los migrantes, estábamos ayudando con las uñas y, ahora con esto, vamos a liberar un poquito más y vamos a estar un poquito mejor”.
A la fecha, dijo, han llegado 50 migrantes de distintas zonas de Hispanoamérica, pero ha tenido que rechazar a varios, ya que no contaba con un lugar qué ofrecerles dentro de su taller mecánico. Ahora, podrá extenderle la mano a 100 al mismo tiempo.
En ese sentido, Aída Bolaños, directora y fundadora de The Oak Tree School, declaró que el colegio se enfoca no sólo en la educación sino también a realizar obras de caridad como ésta, en la que decidieron invertir sus esfuerzos como un reconocimiento a la lucha que los migrantes emprenden y al dolor físico y emocional que enfrentan cuando son expulsados de sus zonas de origen.
Asimismo, invitó a la gente a continuar con el apoyo a la escuela, ubicada en la calle 5 de Febrero en Metepec, durante los bazares, pues con ellos obtienen recursos para transformar en realidad proyectos como el del albergue.