Por Eduardo Velasco
En el marco de la celebración de la Candelaria, el municipio de Ocoyoacac estará de fiesta este viernes y fin de semana, ya que decenas de tamaleras, ofrecerán a los visitantes el singular tamal de ollita o “chuchuluco”, como tradicionalmente los conocen los habitantes de la demarcación.
Como ocurre desde hace cinco años, el centro de esta demarcación, que se encuentra entre la Marquesa y la capital mexiquense recibirá a cientos de visitantes, que buscarán probar este singular tamal, cuya característica principal, como su nombre lo refiere, es que tiene la forma de una ollita, cuyo interior se encuentra relleno de una salsa verde y carne, por lo que se come con cuchara y plato.
Pedro Gutiérrez Arzaluz, cronista municipal de Ocoyoacac, señala que durante los últimos años este platillo típico, se ha hecho popular hacia el exterior de la demarcación, por su peculiaridad, el cual desde hace mucho tiempo, ha sido un platillo tradicional entre los habitantes del municipio.
Ya sea en festividades patronales, cambios de mayordomía, o en eventos familiares, este tipo de tamal, era empleado como plato central de las celebraciones, ya sea para las primeras comuniones, los quince años o las bodas.
Gutiérrez Arzaluz describe que el tamal “chuchuluco”, tiene orígenes prehispánicos y significa tosco, burdo, mal envuelto o muy envuelto y durante dicho periodo, se le conoció como tamal de tuza, ya que al estar Ocoyoacac cerca de las ciénagas del río Lerma, abundaban las tuzas o topos, cuya carne se empleaba, para rellenar los tamales.
Con el tiempo indicó el cronista, se dejó de emplear las tuzas, lo cual se suplió con otro tipo de carnes, principalmente de pollo o de puerco, cuyo procedimiento es elaborado y entre sus ingredientes peculiares se encuentran el pulque y la ceniza.
A diferencia de la elaboración de los tamales tradicionales, el cronista indica que la masa se moldea como una ollita, la cual se rellena de forma abundante con salsa verde o roja y un trozo de carne, se sella y envuelve, y se colocan en batería en una vaporera, para que no se derrame el líquido, hasta que se cuecen y se encuentran listos para servirse.
Para comer este tipo de tamal, explica se tienen que hacer con cuchara y en un plato, ya que se trata de una especie de caldo, el cual, dependiendo el apetito del comensal, bastaría con un solo “chuchuluco”, para saciar el hambre, aunque hay quienes repiten la porción.
Aunque es un platillo que se puede encontrar todos los días con tamaleras o lugares específicos en Ocoyoacac, el cronista señala que es durante la celebración de la Candelaria, la temporada del año que más se produce y más visitantes tiene el municipio, que van en búsqueda de este peculiar tamal.
Gutiérrez Arzaluz recomienda a quienes tengan la intención de ir a comer tamal de ollita a la demarcación es que vayan sin desayunar o comer, ya que las porciones que ofrecen las tamaleras son generosas, a costos accesibles que rondan entre los diez y 15 pesos.
Refiere, que en la época prehispánica, los “chuchulucos”, se acompañaban con atole negro, que se elaboraba con pinole de maíz negro, con miel de maguey y en la actualidad, uno de los atoles tradicionales es el de tejocote, además del de zarzamora o capulín.
Quienes asistan este viernes y fin de semana a Ocoyoacac, señala el cronista, también podrían disfrutar de una muestra de tamales de otras regiones del país, los cuales habrá en abundancia, ya que en los primeros años que se presentó la feria, se acabaron en las primeras horas.