Ángel Zúñiga Hernández es uno de los integrantes de la Unidad de Rescate Aéreo del Gobierno del Estado de México “Relámpagos”, quien ha sido parte de las diversas historias que esta agrupación ha escrito durante 30 años al servicio de la población, al ser uno de los elementos que iniciaron y continúan en este proyecto.
“Somos un equipo de muy alto rendimiento que sabemos dar respuestas a emergencias, muy profesionales, muy humanitarios y la mayoría de las acciones que nosotros realizamos son ayudar a las personas que están pasando, probablemente, por el peor día de su vida.
“Tenemos que llegar, ser muy profesionales para poder brindar y darles la mano, y en el momento en que te dicen, gracias, me doy por bien servido”, destacó el paramédico rescatista de “Relámpagos”.
Ángel Zúñiga ingresó a esta agrupación a los 19 años, un 16 de agosto de 1994, con la intención de aprender, proceso que lo ha llevado a un aprendizaje continuo, creciendo en el ámbito profesional y personal.
Él recuerda que el inicio de Relámpagos fue como una agrupación adscrita a la Secretaría de Seguridad y el primer vuelo que realizaron fue un patrullaje aéreo para los comicios de 1994, para elegir Presidente de la República, además realizaban operaciones de vigilancia en las carreteras, zonas industriales y habitacionales.
Fue hasta el año 2006 que sus actividades cambiaron y el apoyo humanitario y de rescate empezaron a ser prioridad, con dos helicópteros y una grúa, pero también inició la capacitación y profesionalización constante y permanente.
Zúñiga Hernández es Técnico Superior Universitario en Atención Prehospitalaria, y en 30 años de servicio recuerda una de las historias que marcó su vida.
En 2008 recibieron el llamado para apoyar al estado de Veracruz, un huracán había afectado a la entidad, la misión era ingresar víveres y ayuda humanitaria, además de evacuar personas en la zona de Cardel, donde un río se había desbordado, afectando 300 casas y el agua alcanzaba hasta los dos metros de altura. Ángel Zúñiga recuerda que ese día las personas estaban en la azotea, asustadas y empapadas porque seguía lloviendo.
Bajó para realizar el rescate de una familia de cinco personas, papá, mamá y tres niñas. El padre le pidió que se llevara a sus hijas y su esposa, porque él se quedaría a cuidar su casa, Ángel tomó a la más pequeña y llevó a cabo la extracción.
“Fue un día muy cansado porque sacamos a cerca de 37 personas, pero ese rescate en específico me marcó mucho. Di la indicación de que me subieran, llegamos al helicóptero, ingresó, la voy a sentar para ponerle el cinturón de seguridad y bajar por sus hermanas y a la hora que le quitó el arnés, le quitó el chal, ella venía abrazando un conejito, el conejo estaba mojado, estaba con sus orejas agachaditas y con una cara de espanto.
“Me marcó mucho, porque nosotros vamos con la intención de rescatar, pensando que vamos a rescatar a alguien, pero esa niña estaba salvando a un conejo y esa imagen la tengo muy presente, yo creo que, dentro de 30 años, vives, aprendes y experimentas mil cosas, pero en específico por la situación de ternura, eso lo tengo muy presente”, afirmó el rescatista.
Para ese tipo de rescate debe ir en el helicóptero un piloto, un operador de sistema y un paramédico rescatista, la aeronave tiene capacidad para subir hasta cuatro personas y trasladarlos a un lugar seguro.
En 30 años de servicio en “Relámpagos”, Ángel señala que está institución es como su segunda casa y sabe que combinar el sentido común para realizar un rescate con la parte humanista, es lo que les brinda fortaleza a sus integrantes.
“Hoy día para mí es todo, definitivamente ha sido un trabajo que me abrió las puertas hacia el mundo, lo conocí, lo viví, lo sigo viviendo, yo estoy muy orgulloso, tengo la camiseta bien puesta en la Coordinación de Servicios Aéreos. Relámpagos es para mí, amor, pasión y entrega”, enfatizó.