Sólo es cuestión de horas, para que los tres Reyes Magos lleguen a tierras mexicanas, para continuar con una tradición que se ha perpetuado en la cultura, la cual trasciende más allá de aspectos religiosos y como ocurre con otras, se deja de lado el significado y origen.
Recibir a los Reyes Magos no es exclusivo de los niños; se involucra a toda la familia al ser una tradición que empieza con mandar o poner la carta dirigida a ellos, seguida de una larga noche de espera, para dar pie al recibimiento de los obsequios y culminar con la merienda de la tradicional rosca.
El etnohistoriador y especialista en temas religiosos, José Omar Tinajero Morales, dijo que con el día de los Reyes Magos se conmemora la “epifanía del señor”, que es el momento en que Cristo se dio a conocer a todos los pueblos del mundo.
Los reyes magos, explicó, representaron en su momento a los continentes que eran conocidos y se vincula a la situación de informar al mundo el nacimiento de Cristo.
Actualmente las personas se enfocan más a la fiesta que al verdadero sentido de las celebraciones como la Navidad y cada uno de los momentos o elementos que la integran, por lo que recomendó hacer una introspección de los significados.
El evangelio de Mateo narra el momento de la epifanía, que es como llama la liturgia a la fiesta que significa la manifestación del Señor al mundo, pero no da número exacto, ni el nombre de los reyes, sino que se ha inferido que eran tres por el número de regalos.
Eran definidos como reyes sabios, con conocimientos de la astronomía, y fue durante la llamada Edad Media, cuando se les bautizó como Melchor, Gaspar y Baltasar.
En México se adaptó esta celebración para dar regalos a los niños, de forma similar, a como los reyes sabios le ofrecieron oro, incienso y mirra, al niños Dios.
En nuestro país, el 6 de enero los niños “que se portaron bien”, reciben regalos como juguetes, ropa y otros; también se tiene la costumbre de comer la rosca de reyes, pan que tuvo su origen en Francia y luego pasó a España, donde se le llamó roscón.
La rosca es ovalada o redonda, porque representa que Dios no tiene principio ni fin y también representa que Cristo es rey, por lo que la rosca tiene forma de corona.