La violencia se ha naturalizado con la narcocultura, de tal manera que los actos delictivos adquieren nuevas dimensiones con aspectos más mórbidos y dramáticos, y sin duda el sector juvenil es el más afectado por su interrelación con los medios de comunicación, comentó Abraham Osorio Ballesteros, sociólogo de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
En el Estado de México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante 2016 fueron ingresados 284 jóvenes, entre 15 y 18 años, a algún Centro de Tratamiento para Adolescentes por conducta ilícita.
Por su parte, al menos 2 mil 623 jóvenes, entre 18 y 24 años, así como dos mil 265 jóvenes entre 24 y 29 años, fueron detenidos y enviados a algún Centro Penitenciario de la localidad; es decir, más de 40 por ciento de la población recluida son jóvenes, según el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2017.
Esta problemática es alarmante, dado que en el país y en el estado la mayor parte de la población se encuentra conformada por jóvenes, en comparación con adultos y niños.
Ante esta situación, Abraham Osorio Ballesteros, sociólogo de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), explicó que en el estado y en el país “la violencia se ha naturalizado” de tal manera que perjudicó la visión de los jóvenes, quienes son el sector más vulnerable de la población y ya ven los actos vandálicos como normales porque es lo que pasa día a día en entorno.
“La naturalización de la violencia va creando una suerte de cultura positiva a temas que no lo son como es el caso de la delincuencia y fueron algunos medios de comunicación, principalmente, quienes, a través de la narcocultura dieron significados positivos a lo que no era, como a los delincuentes que vemos en la televisión”, expuso el experto.
Este acto de ver a la delincuencia como algo normal, señaló el especialista, llevó a que la ejecución de los delitos adquirieran nuevas dimensiones, con aspectos más mórbidos y dramáticos.
“Ahora ya con los actos de violencia , los delincuentes quieren mandar mensajes a las personas”, advirtió.
Según las cifras arrojadas por el Inegi, de los jóvenes recluidos menores de 18 años, 33 fueron detenidos por su presunta responsabilidad en homicidios, 23 por secuestro extorsivo, 43 por robo a casa habitación, 68 por robo de vehículo y los otros 23 por robo a alguna institución bancaria.
Ante este panorama, el catedrático de la UAEM recordó que “a esto habría que abonarle otra cosa que es la desconfianza a las autoridades, los jóvenes empiezan a darse cuenta que las autoridades no reaccionan, ellos coinciden en que las autoridades no funcionan o no actúan en consecuencia”.