Cinco meses atrás convertidas en centro de acopio para damnificados del sismo, las oficinas de Yo con México ubicadas en la Colonia Del Valle, recibieron de nuevo en fecha 19 a Margarita Zavala, ahora fuera del PAN y con un respaldo de más de un millón de firmas suficientes para colocarla en la boleta electoral como independiente.
Dentro, en el jardín, simpatizantes, panistas, figuras recordables: José Guadalupe Osuna, ex gobernador de Baja California, José Ángel Córdova ex secretario de Salud, y Felipe Calderón, el esposo, el ex presidente, el todavía panista, quien presenció un discurso de casi 40 minutos, congratulado y sonriente.
¡Presidenta!, cerca de 400 voces gritaban en recibida, los reflectores en el rostro la distinguían entre un tumulto donde paradójicamente dominaba el color azul.
“Seré la primera presidenta de México, seré la candidata del pueblo”, abrió su discurso.
“Llegamos a la meta contra todos los obstáculos y pronósticos, con todas esas voces que dijeron que sin la estructura de un partido era imposible juntar millón de firmas”.
Entonces inició el desfile de nombres y partidos, los calificativos, los señalamientos.
“Obrador es el ropavejero de la política, rendido ante la conveniencia y el oportunismo”.
“Anaya tuvo miedo de medirse contra quien le va a ganar, una mujer”.
Meade; que “lo único que puede presumir es que trabajó en el mejor gobierno panista”, una de las sentencias más aplaudidas de la noche.
Zavala quien en octubre pasado dejó las filas del Partido Acción Nacional (PAN), revivió ahora con descalificaciones, los momentos en que desde su interior se perfiló como aspirante presidencial.
“Ahí en esa oficina me dijeron que me rindiera”, pronunció retadora.
Apeló a la ciudadanía, empresarios, grupos vulnerables a que la respaldarán, pese a desconocer a su ex partido, hizo un llamado reiterado a los panistas.
Los señaló pero los quiere de su lado, si están decepcionados dijo: “aquí pueden levantar sus banderas”.
Bajó del templete con la letra “M” y la palabra “Gracias”, arropada por Felipe Calderón descendió, abrazados escuchando nuevamente: “presidenta”.