“La letra con sangre entra”, “Quien bien te quiere te hará llorar” y “Dale un chanclazo para que se eduque”, son algunos de los dichos mexicanos que perpetúan la violencia infantil, en América Latina y El Caribe, uno de cada dos niños son educados con este tipo de medidas.
En ese sentido, la directora del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia para América Latina y El Caribe (Unicef), Marita Perceval, explicó a Notimex que solo 10 países de la región cuentan con legislaciones que prohíben de manera contundente el castigo físico entre niños y adolescentes, tales como Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica y Venezuela, por mencionar algunos.
Perceval abundó que en la región se tiene la creencia de que un tirón de cabello y un jalón de orejas sirven para corregir algunas de las conductas de los menores de edad; sin embargo, puntualizó en que existe evidencia científica que no avala dichas creencias.
Al respecto, señaló que con base en un estudio del organismo internacional en 17 países de la región, los menores expuestos a castigos corporales severos tienen 2.4 menos de posibilidades de un desarrollo adecuado; además, para quienes viven en condiciones de disciplina violenta, el riesgo de mostrar comportamientos agresivos aumenta en 1.6 veces.
Perceval afirmó que aún cuando en muchos países se toma en modo de broma la práctica de “el chanclazo”, en realidad a nadie le debería dar risa que un ser humano lastime a otro y nada justifica este tipo de educación arcaica, y aún cuando para muchas familias es la manera tradicional de educar, es necesario desaprender estas formas e incluir aquellas de crianza positiva.
Así, detalló que no se trata de dejar que los niños y adolescentes vivan sin normas disciplinarias; sino más bien, de que estas sean libres de cualquier tipo de violencia, por lo que el organismo trabaja en una campaña para eliminarlas y trabajar con familias, comunidades, docentes y autoridades para desaprender estas prácticas.
Precisó que dos de cada tres infantes menores de cinco años de edad son regularmente sometidos a disciplina violenta, no solo en sus hogares, sino que en algunas escuelas aún cuentan con este tipo de métodos.
Al respecto explicó que la disciplina violenta consiste en agresiones emocionales y castigos corporales, mientras que las prácticas severas de castigo físico son aquellas que contemplan el encierro, mutilaciones y quemaduras con cigarro
A su vez, detalló que ya existen manifestaciones de rechazo social para quienes ejercen disciplina violenta; sin embargo, es necesario erradicar esta manera de educar de manera radical, por lo que puntualizó en la necesidad de que los países de la región cuenten con una legislación específica para eliminar el castigo físico.
Señaló que este tipo de castigo tiende a “domesticar”, más que a educar, y de continuar implementandolo lo que se hace es una “máquina de reproducción de violencia”, con lo que los pequeños que viven bajo estos esquemas ven limitado su desarrollo cognitivo, emocional y social.
Ello, agregó, derivaría en reproducir huellas de maltrato en la infancia; incluso, ejemplificó, se sabe de niños que dejan de hablar, o bien a responder a cualquier tipo de estímulos al ser víctimas de castigos físicos severos.
El hecho de que uno de cada dos niños en la región sean golpeados para “educarlos” lejos de dar risa es una realidad que debería conmover a las personas, por lo que insistió en la importancia de un cambio en la manera de pensar de las familias y en las comunidades, aunado a la generación de políticas públicas con perspectiva de género y un enfoque hacia los derechos humanos.
Nada justifica la educación arcaica en la población infantil: Unicef
Algunos de los dichos mexicanos perpetúan la violencia infantil, en América Latina y El Caribe
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