GABRIELA GUTIÉRREZ M. / CAMBIO
Las noticias falsas (fake news) pudieron inclinar la balanza a favor del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las elecciones de 2016. Según un estudio de la Universidad de Ohio, las fake news tuvieron probablemente un papel importante.
En México, donde se vive un contexto electoral por las elecciones del próximo domingo, existen cifras al respecto: De acuerdo con una encuesta realizada por Parametría, 42 por ciento de los mexicanos aseguran haber visto alguna información que después supieron que era falsa; aunque sólo 22 por ciento reconoce haberla compartido.
En este proceso electoral, hemos visto fake news compartidas hasta por expresidentes, como el caso de Felipe Calderón Hinojosa, quien subió un comunicado apócrifo del gobierno venezolano que supuestamente llamaría a apoyar a Andrés Manuel López Obrador.
Francisco Herrero, director del Instituto Nacional Demócrata, una organización de origen estadounidense con presencia internacional, emitió una recomendación para evitar su propagación “Si una información te provoca quererla compartir inmediatamente, sin aun leerla, es muy probable que sea falsa”.
Y es que las noticias falsas apelan a un instinto emocional más que racional. Por esta razón, la verificación de la noticia falsa nunca llega al mismo número de personas que a las que impacta aquella.
Las fake news, más allá del chiste, cuartean el libre ejercicio de la democracia y conducen a la polarización de los grupos, así como a aumentar la desconfianza en las instituciones.
Responsabilidad del share
Los creadores de las noticias falsas, quienes las promueven e, incluso, quienes invierten en su propagación no son los únicos responsables de que se dispersen como chispa en un barril de pólvora.
Los usuarios de las redes sociales deben comenzar a tomar conciencia de la responsabilidad que conlleva “compartir o dar retuit a una noticia sin verificar”, advierte Rosa Elba Arroyo Álvarez, especialista en comunicación digital de la UNAM, agregó además que sólo 10 por ciento de las personas que comparten noticias la leen toda antes de difundirla.
La mayor parte de las noticias –ciertas o falsas– son compartidas mediante redes sociales, por lo que estas plataformas también deberán asumir su responsabilidad en cuanto a reducir el alcance de las noticias falsas.
Actualmente, Facebook provee a ciertas organizaciones y medios aliados, herramientas para denunciar las fake news. Con este reporte, la red social minimiza su alcance, a través del famoso algoritmo, y llega a menos personas.
Otras redes sociales como Twitter integraron alianzas con instituciones como el @INEMexico, @ollinorg, @CSocialesTec, @imcomx, @ UPMéxico, @_VotoInformado, y @ VerificadoMX con la finalidad de impulsar una conversación sana, fomentar el compromiso cívico y así minimizar los efectos de la desinformación a través de las fake news.
Además, debido al algoritmo con el que las redes sociales identifican los intereses de los usuarios, la información que se recibe en ellas generalmente refuerza la creencia que ya tiene una persona. Es decir, si a alguien le desagrada X candidato, es muy posible que en sus redes sociales aparezca información en contra de él, pues el algoritmo detecta que esa es la información que le interesa al usuario, creando una caja de resonancia cerrada, explica Arroyo Álvarez.
De acuerdo con la especialista, las noticias falsas han conseguido fortalecer su lugar en las elecciones mexicanas debido a la desconfianza en las instituciones: “Vemos tanta corrupción, hemos sido testigos de tantas cosas malas, que estamos muy dispuestos a creer cuando nos dicen que algo malo está pasando”.
Pese a todo, legislar las redes sociales o la información implica un riesgo en contra de la libertad de expresión, por lo que la solución inmediata recae en la responsabilidad de cada noticia: leer, comparar y evaluar; y, sobre todo, no compartir información no validada sólo porque ésta refuerza nuestra postura ideológica personal.