No habían pasado ni dos horas del simulacro realizado en la Ciudad de México para recordar el terremoto de 1985, cuando la capital del país nuevamente sufría una sacudida; un sismo de 7.1 grados de Richter con epicentro en Puebla.
Las imágenes de edificios colapsados se difundían rápidamente por Internet, no había una precisión sobre la magnitud y el alcance de los daños; sin embargo, hasta ayer en la noche se había notificado afectaciones en 11 estados por el movimiento telúrico.
Al cierre de esta edición Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil, dio a conocer que la cifra de personas fallecidas suma 149, en la Ciudad de México se registraron 49 decesos, 55 en Morelos, 32 en Puebla, 10 en el Estado de México y 3 en Guerrero.
Las escenas, que rememoraban lo ocurrido hace 32 años, se repetían, gritos, polvo, cubetas, personas ayudando con el grito “hagan una línea”.
“Sí, Anita y Ana Luisa, están desaparecidas. Tengo hasta el momento a tres occisas: una de setenta años, otra de 45 y una de 40; una de ellas es Victoria; tengo también a Leonor y a Florencio. Estimamos que por lo menos hay 10 personas atrapadas”, decía una mujer entre la ruinas de un edificio ubicado en la colonia Residencial Emperadores de la delegación Benito Juárez en la Ciudad de México.
Declaratoria de emergencia
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, tuvo que regresar de su viaje por Oaxaca, donde daría a conocer el censo de los afectados del sismo que sacudió el sureste del país el pasado 7 de septiembre.
Sobrevoló las zonas más afectadas y los edificios colapsados por el temblor; por otro lado, ordenó evacuar los hospitales con daños para trasladar a sus pacientes a otras unidades médicas y reducir los riesgos de una posible réplica.
Dada la magnitud del temblor la Secretaría de la Defensa Nacional informó del despliegue, de forma preliminar, de 3 mil 677 elementos; 15 binomios caninos, ocho helicópteros y seis equipos de maquinaria pesada.
Mientras que la Secretaría de Gobernación emitió declaratoria de emergencia extraordinaria para las delegaciones de la Ciudad de México; 33 municipios de Morelos y 112 de Puebla. Los epicentros fueron en Axochiapan, Morelos, y Chiautla, Puebla.
Además, se activaron los recursos del Fondo de Atención de Emergencias y, a partir de esta declaratoria, las autoridades contarán con recursos para atender las necesidades alimenticias, de abrigo y de salud de la población afectada.
Posteriormente, en un mensaje por redes sociales, Peña Nieto dijo que continuarán las labores de ayuda a los damnificados, acción que tiene como prioridad encontrar personas con vida entre los escombros.
Reiteró que, tras el movimiento telúrico, el país vive una emergencia nacional, por lo que dio instrucciones a los miembros de su gabinete a que verifiquen la correcta operación de los diferentes centros de atención, sobre todo médica, que se tienen disponibles.
Sin servicio de luz
Después del sismo, 4.6 millones de personas se vieron afectadas por la suspensión de servicio eléctrico. En la Ciudad de México 1.7 millones de clientes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), resultaron afectados. Por ello, se dispondrán de 54 torres móviles de iluminación en zonas con inmuebles colapsados y 32 planteles de emergencia a hospitales para garantizar que continúen con su operación.
Jaime Hernández, director de CFE, pidió a los afectados reportar la suspensión del servicio al 071 y la cuenta @CFEmx.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señaló que no reportan daños estructurales mayores en sus clínicas y hospitales.
Al cierre de esta edición, el Seguro Social registró la atención de 136 personas afectadas por el temblor, en su mayoría por contusiones, traumatismos y diversas lesiones en los hospitales de Lomas Verdes, Villa Coapa y Magdalena de las Salinas, así como en instalaciones del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Los servicios de las guarderías en Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Estado de México, Guerrero, Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, fueron suspendidos inmediatamente después del sismo, y las niñas y niños regresados a sus casas hasta nuevo aviso.
 
La sociedad, primera en enfrentar la emergencia
Armados con sus brazos y piernas, los capitalinos dieron la pelea al desastre.
Apenas habían pasado dos horas del simulacro cuando nuevamente la alerta sísmica sonó por la Ciudad de México. Ya no era un simulacro, era un movimiento telúrico que volvió a sacudir el centro del país, este día, cuando recordábamos la tragedia de un 19 de septiembre de 1985.
Muchas personas no habían alcanzado a regresar a sus casas o lugares de trabajo del ejercicio simulado cuando la tierra se movió.
Aquellas que apenas comenzaban a retomar sus actividades, salieron de nuevo a la calle, pero ahora sí con la alerta de que había derrumbes y daños graves en varias partes de la capital mexicana, en localidades de Puebla, Morelos y Estado de México. Ante esta nueva emergencia, una vez más la sociedad salió a las calles a brindar su auxilio.
Decenas de personas buscaron moverse de inmediato hacia los edificios colapsados; uno que otro llevaba alguna pala o una barreta de hierro para apoyar en las labores de rescate. Muchos llegaron antes de que la autoridad hubiese colocado las cintas amarillas para delinear la zona de riesgo. En calles de las colonias Roma y Condesa, que resultaron con graves afectaciones, decenas de civiles ya se encontraban encima de estructuras destruidas por el sismo, tratando de escuchar gritos de auxilio.
La reacción solidaria fue paradógica, porque por la mañana, la respuesta al megasimulacro fue escasa, mayoritaria en edificios públicos y en los grandes rascacielos de Paseo de la Reforma; pero tras la sacudida del mediodía, el México solidario nuevamente salió a ensuciarse las manos.
Quienes no pudieron acercarse a zonas derrumbadas en busca de aquellos que nunca habían visto, se dieron a la tarea de ir a buscar los pocos comercios que permanecieron abiertos para comprar agua potable y entregarla a las víctimas, a los rescatistas.
Decenas de manos llegaban cargadas con paquetes de agua, algunos alimentos, mientras elementos de la Policía desplegada en la zonas hacían un llamado a que les llevaran linternas, mantas, cobijas, material de curación. El caos no logró apoderarse de la zonas de escombros, pese a la emergencia, y eso fue porque otras personas se dieron a la tarea de comenzar a controlar el tránsito, de abrir paso a las ambulancias y los vehículos de socorro, mientras permitían el paso de peatones y de aquellos automovilistas despistados o, que temerosos, querían alejarse de la zona.
Ahí pudieron verse a desconocidos con desconocidas, prestándose teléfonos celulares para comunicarse con sus familias, pese a lo caótico de la red telefónica y de Internet.
Sin electricidad y con tantos comercios y negocios cerrados, un heladero en la colonia Roma no quiso cerrar su establecimiento, porque quiso ser al menos una alternativa para ir al baño y lavarse la cara A medida que avanzó la tarde; las principales vialidades de la ciudad se quedaron sin transporte público.
No hubo colectivos, no hubo Metrobús, el Metro dejó de prestar servicio en tanto se garantizaba su seguridad estructural.
De la nada más solidaridad chilanga. Autos particulares, camionetas, camiones de volteo y sobre todo motocicletas, se volvieron transporte colectivo gratuito.
Entrada la noche, sin luz, con muchas horas de trabajo encima, este México solidario no bajó la guardia, siguió moviendo piedras, maderas y lo que fuera con tal de encontrar vidas atrapadas o al menos poder recuperar los cuerpos de quienes no lograron sobrevivir.
 
Sacudida fue en el centro del país
A las 13:14 horas de ayer, un sismo de 7.1 en la escala de Ritchter sacudió a 11 estados; el epicentro fue en los límites de Puebla y Morelos, a 120 km de la Ciudad de México.
Durante el terremoto hubo confusión, porque el movimiento se notó mucho antes de que sonaran las alarmas sísmicas, un sistema de altavoces distribuidos por la ciudad que se debe activar en los segundos previos a la llegada de un movimiento telúrico.
El terremoto se registró casi dos semanas después de otro de mayor magnitud; sin embargo, el de ayer registró mayor afectación por la cercanía del epicentro con los estados de Puebla, Morelos y la Ciudad de México.
Hasta el cierre de esta edición, las autoridades reportaban 149 personas fallecidas y cientos de lesionados en seis entidades afectadas: Morelos, Ciudad de México, Puebla, Guerrero, Estado de México y Michoacán.
Autoridades de Protección Civil reportaron daños severos en algunos edificios de la capital y en Puebla y Morelos, así como en carreteras aledañas.
En la capital del país hay 44 zonas de derrumbes donde ya trabajan elementos de seguridad y Protección Civil en las labores de rescate, apoyados por Policía Federal, Ejército y Marina, informó el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
La delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad de México ha sido la más azotada por el sismo. Una fábrica de textiles, un edificio de cuatro pisos, se derrumbó durante el sismo.
Gritos de personas se escucharon bajo los escombros, por lo que vecinos y personal de emergencias realizan excavaciones para rescatarlos. El lugar se ubica a unas cuadras de la estación Isabel la Católica del Metro.
Además, parte de la estructura del Monumento a la Madre, ubicado en Serapio Rendón, colonia San Rafael, también sufrió daños de consideración.
Asimismo, el sur de la ciudad registró cuantiosos daños. En el campus Ciudad de México del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, ubicado en esta zona, un alumno murió y 40 personas resultaron lesionadas.
La Marina y otras instituciones ayudan con las labores de remoción de estructuras afectadas, trabajo que continúa.
En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la cinta asfáltica localizada frente a la terminal se agrietó debido al movimiento telúrico.
Incluso, algunos cibernautas reportaron vidrios quebrados en el área de acceso a dicha terminal.
Un edificio de la Unidad Las Torres, en Taxqueña, se derrumbó. En la misma zona también un supermercado colapsó.
Otros de los estados mayormente afectadas: Morelos, Puebla y Estado de México reportan una cifra de muertos de consideración, así como mútiples daños.